Era una vez una familia de clase media
conformada por una pareja y tres hijos adultos con sus estudios
cumplimentados.
Los tres hijos se encontraban buscando
trabajo mientras aún vivían con sus padres. Los tres habían
acabado su etapa de formación y los tres necesitaban encontrar una
forma de vida que les permitiera la independencia que pretendían. La asistente que realizaba las tares del hogar se acababa de despedir por haber encontrado un trabajo mejor y de jornada completa. El
mediano decidió negociar con sus padres -ambos trabajadores- la
limpieza de la casa a cambio del mismo sueldo que le pagaban a ella que trabajaba con contrato. Los padres
aceptaron la propuesta de su hijo con una condición: tendría que demostrar su absoluta eficiencia en la tarea con 5 días
de prueba remunerados en caso de trato. El chaval aceptó porque
verdaderamente tenía ganas de independizarse y no veía otra forma.
Así fue que el mediano comenzó a
compaginar las labores del hogar con la búsqueda de trabajo. Por las
mañanas limpiaba etc., y por las tarde se dedicaba a la búsqueda de
trabajo. Sus hermanos decían dedicar toda la jornada a la búsqueda
de trabajo, pero todos en la familia sabían que, aunque fuera
bastante cierto, no era cierto del todo. Ya se sabe.
Al final de su primer mes el chaval
recibió exactamente la mitad de lo prometido. Ante su manifiesta
contrariedad los padres le aclararon el asunto: “mira hijo, en esta familia hay ciertas cosas que siempre hemos tenido muy claras y lo sabes; es cierto que a
nosotros nos cuestas lo mismo que la asistenta pero tú no dejas de
ser un trabajador más que, como todos, tienen que rendir cuentas
ante la injusticia social que supone, entre otras cosas, que haya
gente padeciendo el desempleo y el paro, como tus hermanos mismos;
por eso debes considerar y aceptar que tu paga tenga que servir para
compensar esas desigualdades socio-laborales que además de injustas
son, lo sabes, insolidarias. Así que tu padre y yo hemos decidido
quedarnos un porcentaje del total de tu sueldo por si sufrieras
algún percance laboral -del que nos haríamos cargo si se
requirieran gastos extras- y el resto de lo devengado se repartirá,
como no podía ser de otra forma, con tus hermanos que no encuentran
trabajo. Estamos seguro que lo entenderás porque sabemos que quieres
a tus hermanos”.