Dos estudiantes de sexo femenino conversan en unos lavabos
de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de
Madrid:
Chica A: “Pues a mí me toca los cojones”
Chica B: “Y a mí me suda la polla”
Me lo cuenta Marusela, que ha compartido momento con esas
jóvenes en el baño público. Me dice también que eso no es todo; que muchas
veces oye a sus alumnas –también universitarias- dirigirse entre ellas usando
el vocablo “tío”. Yo le digo que se trata de un lapsus, pero ella me corrige
rápidamente: “De eso nada, saben perfectamente lo que dicen. Lo que pasa es que
lo quieren todo; les han inculcado que tienen derecho a todo y se sienten
superpoderosas, y por eso quieren ser mujeres y hombres a la vez. Además, como
los hombres cada vez son menos hombres porque precisamente es eso lo que se les
exige desde la corrección política…”
Todo esto sucede a las 12,45 de la mañana, como digo en la
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid,
en el descaso que se produce entre conferencia y conferencia. Estamos en el VII
Congreso Internacional de Análisis Textual. El título de este año: “Las
diosas”.
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