Respecto
a las decisiones que todo individuo toma en tanto que usuario (“comprador”) de
un posible producto cultural hay algo que por lógico suele ser habitual. En
términos coloquiales podría ser traducido como “de qué va”. Cuando alguien toma
la decisión de comprar un libro o de ir al cine hay una necesaria labor de
escrutinio que atiende fundamentalmente al conocimiento aproximado sobre el asunto y el tema. Aún en el caso de que el deseo pudiera suscitarlo la autoría
del artefacto cultural (un determinado escritor o un director concreto) podría decirse que son despreciables los que
abordan la “compra” de un artefacto cultural sin haber querido saber
previamente “de qué va la cosa”. Así, tendría serios problemas de venta una
cartelera de cine que sólo diera información acerca del título y de la ficha
artística de las películas. Puede por tanto afirmarse que todo evento cultural
que requiera necesariamente de público necesitará explicarse para su búsqueda
de espectadores. Más allá de la ficha artística los espectadores de cine
necesitan saber de qué va la película para poder entra en la sala, y los
lectores de libros tirarán de contraportada o del boca a boca para tomar su
cara decisión, pero desde luego se me hace difícil concebir lectores que lean a
golpe ciego de tirón librero.
Sirva
pues este post para señalar las
abismales diferencias que siguen existiendo, pese a quien pese, entre las
formas de explicarse de los diversos medios de expresión artística por lo que a
su captación de público expectante se refiere. Por mucho que el Sistema del
Arte diga querer acoger en su seno todas las disciplinas creativas cada vez que
se le tacha de elitista, la verdad es que después no puede evitar el hacer un
titánico esfuerzo por distinguirse y separarse de aquello que considera más
bien “popularachero” y facilón. Así es como
en los suplementos culturales siguen existiendo compartimentos estanco para
hablar de cine, de teatro, de literatura… y de arte. De la misma forma que
existen revistas especializadas para cada medio y ninguna que los abarque a
todos en nombre de algo que los aúne. Al arte le gustan sus maneras, que no se parecen ni por asomo a las del cine o la literatura. El arte no gusta de presentarse con algo
que no sea clara y específicamente arte. Una Feria de Arte es una Feria de Arte
y punto.
Por otra
parte cabe decir que así como el cine es plenamente consciente de los cambios
que se están produciendo en su seno, ya sea tanto en lo que respecta a la
financiación como a la producción, a la distribución y al mismo visionado, el
arte sigue anclado en unas formas de expresión y exhibición propias de una pasado
claramente periclitado. Unas formas rancias que sólo dan cuenta de un desfase
del que nadie parece ser consciente. Quien se pasee por Madrid y necesite una
guía del ocio con el fin de programar su tiempo cultural puede encontrarse con
estos textos pertenecientes a sendas a exposiciones que se exhiben en Centro de
Arte Reina Sofía. (Y no hará falta decir que los textos de estas publicidades explicativas
los proporcionan siempre los propios interesados). Así, ante nuestra pregunta “¿de
qué va tal o cual exposición?” con el fin de poderla visitar, la guía del ocio o el panfleto especializado nos responde:
Ciudadano paranormal. “Gabriel Acevedo Velarde
presenta sus trabajos más recientes sobre el espacio intermedio entre
institución y subjetividad individual, en una serie de alegorías sobre el
binomio masa y poder”.
Las fieras. “María Ladova utiliza en esta
ocasión fotografía, escultura y lenguaje para ofrecer una colección de
inquietantes instalaciones sobre la acción interrumpida y los límites difusos”.
Poética(s) de lo inacabado. “Investigación artística en
torno al proyecto inacabado de la cineasta Maya Deren en Haití para dar un
nuevo significado a estas obras inacabadas”.
One true Art – 16 respuestas a la
pregunta qué es el arte.”
Experimento artístico performativo que invita a reconsiderar la noción del arte
desde lo metafísico a lo económico o lo político”.
Como puede
verse el arte no ceja en su empeño de seguir siendo eso que, por pereza o por
inercia o por intereses, no quiere dejar de ser. Aun cuando ésta pudiera
considerase la tarea más inútil del mundo debido a la misma obsolescencia de la
institución. El arte, en definitiva, no ceja en su empeño de seguir siendo lo
que ya no puede ser. ¡Acción interrumpida y límites difusos!... ¡alegorías sobre
el binomio masa y poder!... ¡reconsideración de la noción del arte! ¡Plomos, que
sois unos plomos! Y unos rancios desfasados.
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