España, democracia y mujeres. Y Poder
UNO
Premisa 1. No conforme con arruinar su partido Zapatero arruinó
España. Esto no es algo que digo yo, que qué más da, sino todos los socialistas
que conservan algo de sensatez, los que por cierto se manifestaron un poco
tarde. Fue él quien sin duda originó una crisis autóctona de difícil solución.
Su gran error fue priorizar la destrucción de la derecha por encima de
cualquiera de los verdaderos intereses del país. Y gobernó sólo para sus
votantes sin darse cuentas que muchos de ellos, aún estando a favor de sus
políticas sociales, no tenían ese espíritu cainita demoledor. Dicen que el
pueblo siempre tiene razón cuando vota. Falso: quienes votaron a Zapatero en su
segunda legislatura eran unos inconscientes, unos zombies. Pero así es la
democracia.
Premisa 2. El gobierno de Rajoy lleva casi 4 años confundiendo
el asunto de las prioridades -económicas- con el de las necesidades -sociales-.
No se sabe por qué extraña razón los objetivos de Rajoy se han depositado sobre
las cuestiones económicas y financieras de nuestro país, ignorando todas esas
otras que, generando un continuísmo endogámico, han ido además permitiendo que
su partido se convirtiera en un nido de ladrones y de chulos. La inmoralidad ha
campado a sus anchas en un gobierno que ha pasado olímpicamente de la demanda
social. Dicen que el pueblo siempre tiene razón cuando vota. Falso: Quienes
votan al PP en estas circunstancias son unos inconscientes, unos zombies. Pero
eso es la democracia.
Premisa 3. Son estas dos primeras premisas verdades coyunturales,
así que vayamos ahora a una verdad universal: lo peor que le puede pasar a un
pueblo es ser gobernado por una dictadura. No hay más que echar un vistazo
hacia atrás para saber lo que costó arreglar -en la transición- los
desaguisados de 40 años de tiranía.
Conclusión: estos últimos 11 años han sido, sin duda, los
peores en lo que a la democracia se refiere; no hay duda que en ellos se han
forjado a fuego lento todos los fundamentos de una corrupción perfectamente
instalada. Y por supuesto que incluyo en esos 11 años los 4 primeros de
Zapatero, que tuvieron un cierto relumbre aparente por haberse beneficiado de
la inercia de una economía bollante -aunque endeble, como pudo verse- heredada.
Se necesitará una transición para poderlos superar.
En cualquier caso, si algo han conseguido estos dos gobiernos
mentados, tanto el de Zapatero (con dos legislaturas) como el de Rajoy (con
una), ha sido, sobre todo y ante todo, instalar la mentira como forma de vida.
En efecto, la mentira hasta entonces había sido coyuntural y se usaba como
instrumento de salvaguarda del estado. O por decirlo con ejemplos: tanto
González como Aznar nos mintieron, pero sus mentiras eran las proferidas por
estadistas, no por políticos de partido; en aquel entonces, recuérdese, la mentira
aún era algo que podía costarle el puesto a un político (otra cosa fueron los
casos aislados de algunos de políticos corruptos que ejercieron bajo sus
mandatos). Desde Zapatero, sin embargo, la mentira se ha instalado en el
discurso político como forma natural del habla. Así que con independencia de
existan políticos que dicen la verdad, la cuestión es que todos ellos saben que
la mentira carece de repercusiones sociales aun cuando ésta pudiera ser probada
como tal. Se nos está mintiendo de forma grosera y pertinaz desde hace 11
años... y no pasa nada. Nos mienten a diario todos, y aquí ya no salvo ni a los
partidos emergentes, porque también estos se han visto envueltos en una
vorágine de la que resulta imposible salir si no es a costa de descartar la posibilidad
de poder. Simplemente sucede que la mentira se ha convertido en una práctica
constitutiva, esencial de la política. Ha pasado de ser un mal con el que por
desgracia había que lidiar en algunas ocasiones a ser considerada una auténtica
forma de demostración de poder. Y un país de mentira(s) es un país de
injusticia(s).
Otra cosa tienen también en común estos dos partidos
corrompidos por la médula: que ambos han hecho un esfuerzo titánico por tener
en sus filas representantes políticos de ambos sexos -miembros y miembras- en
una proporción todo lo más cercana posible al 50%. Si hay algo en lo que son
iguales ambos partidos es en su entendimiento del concepto igualdad desde los parámetros de la corrección política.
Acordémonos de Zapatero con su famosa y discutible Ley de Igualdad, la creación
de un Ministerio de Igualdad y las fotos de todas sus ministras en revistas
guay. Y no hace falta hacer un repaso de las mandamases peperas porque las
estamos sufriendo en estos mismos momentos. Ah, y por último, otra cosa tienen
también en común ambos partidos: el haber sido, de una forma o de otra, azote
del ínclito y siniestro periodista Pedro J. Ramírez, que ahora sabe lo que
calla mientras le unten con el dinero que le permita un nuevo brote psicótico.
Que llegará.
DOS
Es posible que ya viniera diciéndose tiempo atrás, pero desde
que yo tengo uso de razón vengo escuchando que "el mundo sería mucho mejor
si las mujeres gobernaran". Y no necesariamente se ha ido haciendo esta
afirmación de forma explícita, de hecho la mayoría de las veces se hace de
forma tan implícita como reiterativa (diría que cotidiana, dado el poder de los
lobbies y la acatación de instituciones políticas y universitarias a las normas
de la corrección política) desde todos los medios de comunicación. Pero vayamos
ahora, sólo, a lo expresado de forma explícita a partir de un artículo
publicado en la más que políticamente correcta revista Yo Dona, asociada a El Mundo,
de Pedro J. Ramírez. El título: "¿Cómo sería el mundo si mandaran las
mujeres?"*.
Así, la pregunta ¡parece sincera! Lo que dado el punto en que
nos encontramos no deja de parecer una broma. En efecto, para alguien que se
encuentre viviendo el presente no puede parecer sino una broma que alguien
pueda hacerse esta pregunta. Como en breve comprobaremos. Es pues el momento de
repensar el título del artículo para conjeturar acerca de las intenciones de su
autora, Lola Fernández, "¿Cómo sería el mundo si mandaran las
mujeres?". Veamos íntegramente el texto que acompaña y abre el artículo:
"Son muchos los que
opinan que los llamados 'valores femeninos' conquistarán el poder para hacer un
mundo mejor. Pero, ¿a qué se refieren exactamente? En su sexto aniversario, YO
DONA analiza si hay una manera de mandar que diferencie a hombres y mujeres y
hace un repaso de estos últimos años en el lento pero imparable ascenso
femenino al poder"
Las preguntas se hacen necesarias ya antes de comenzar
propiamente el artículo: 1. "Muchos", dice la periodista, pero ¿quiénes
son esos "muchos"? En cualquier caso, ¿"muchos" incluye el
"muchas"? 2. "Los llamados 'valores femeninos' conquistarán el
poder para hacer un mundo mejor", dice, pero ¿cómo debemos entender el
término poder, de forma positiva o
negativa? No parece claro: de hecho parece que el término poder tiene connotaciones negativas si nos atenemos a lo hasta
ahora conocido, que al parecer sólo puede ser asociado al hombre varón, pero
que podrá positivarse si existe un cambio en el género de quienes lo detentan.
3. ¿Qué serían, en cualquier caso, los "valores femeninos"? ¿No
habíamos quedado en que éramos iguales? ¿No han sido precisamente las
feministas las que habían renunciado a lo femenino con el fin de ser
consideradas iguales iguales iguales? De hecho dice la acreditada filósofa Amelia
Valcárcel en el mismo artículo "No creo en la existencia de unos valores
femeninos vinculados de un modo esencial a las mujeres". Así, ¿cómo
podemos entender el texto introductorio? Respuesta: a los editores parece
importarles un pimiento lo que el artículo dice dilucidar, porque saben que lo
único importante es que éste se plantee de la forma en la que lo hace: hablando
de valores femeninos asociados a un mundo mejor y vinculando esa mejoría no
tanto a un relevo meritorio como a una lucha, una guerra: "conquistarán".
El artículo, como no podía ser de otra forma, en seguida se
convierte en una loa a la mujer: "La ciencia nos dice que existen
diferencias insignificantes entre el cerebro femenino y masculino, pero todos
sabemos que las mujeres son más amables", frase que la periodista atribuye
a Martin Amis. "La mujer suele preferir formas suaves de influencia o
dominación. Creo que su estilo de mandar es mejor", atribuida a José
Antonio Marina. También dice Amelia Valcárcel "No creo, como sostiene
Michelle Bachelet, que las mujeres cambien el mundo, pero sí que cuando entran
en número suficiente en determinados lugares, lo hacen más habitable. Las
situaciones se vuelven más abiertas, hay más aire...". "Las mujeres
son más prudentes por motivos genéticos y no van a cometer equivocaciones
estúpidas", atribuída por la periodista al etólogo Desmond Morris. Y no
faltan frases del tipo "Creo que la inclinación masculina a la violencia y
la venganza, a la oposición y el orgullo nos destruirá" (Martin Amis), o
del tipo "Fundamentalmente, el valor de la solidaridad que emana de la
capacidad empática, es decir, ponerse en el lugar del otro. También valores
afines como la generosidad, la antiviolencia, el valor de la creación como
antítesis de la destrucción. Pueden ser compartidos por el colectivo masculino
en un proceso de desaprendizaje o búsqueda de nuevos referentes" (Victoria
Sau), o "Cuando las cosas son cerradamente masculinas, los hombres que
llegan arriba suelen ser, generalmente, los peores, porque son los que, en mayor
medida, comparten valores de exclusión" (Amelia Valcárcel). En fin, lo de
siempre, lo de todos los días en todos los medios desde hace 35 años, ¡como si
las condiciones de hace 35 años no hubieran cambiado!
Así: "Los llamados 'valores femeninos' conquistarán el
poder para hacer un mundo mejor", con sus "formas suaves de
influencia o dominación", porque siendo "más amables" y
"más prudentes" hacen el mundo "más habitable" y "no
van a cometer equivocaciones estúpidas". Y como los hombres son malos no
les va a tocar otro remedio a ellas, las mujeres -con sus valores femeninos-,
que conquistar el poder. Para mejorar el mundo, claro. Eso es al menos lo que
"muchos opinan".
Decíamos en el punto UNO que estos últimos 11 años han sido,
sin duda, los peores en lo que a la democracia se refiere; no hay duda que en
ellos se han forjado a fuego lento todos los fundamentos de ésta nuestra
particular corrupción cachonda. ¿Alguien lo duda? ¿Alguien duda acaso que esta
crisis nacida hacia 2006 -pero forjada años antes- ha provenido de la absoluta
incompetencia de los gobernantes así como de su falta de ética?, ¿que mientras
la crisis afectaba a otros países con un 12% de paro en España rozábamos el
26%? ¿Y hay alguien que ignore que es precisamente en ese periodo de tiempo
cuando más mujeres han compartido y ejercido ese poder... que con el tiempo se
ha demostrado incompetente cuando no corrupto? ¿Hay alguien que dude de la
participación de la mujer en el desaguisado? O dicho de forma tendenciosa pero
no por ello falsa -por empíricamente demostrable: ¿no es cierto que ha
coincidido este desaguisado español con el momento histórico en el que las
mujeres han tenido un mayor protagonismo en la política (cuotas, paridad) y una
extraordinaria presencia en las instituciones (paridad, cuotas, discriminación
positiva, corrección política)? ¿Significa acaso que una cosa es consecuencia
de la otra? EN ABSOLUTO, pero así ha querido el destino que se desarrollaran
los acontecimiento en un mundo que ha preferido configurarse a partir del
victimismo y la queja en vez de la meritocracia.
¿Entonces, cómo debemos tomarnos el título interrogativo del
artículo? ¿Qué tipo de conjetura pretende realmente provocar? ¿Cómo, en
definitiva, debemos tomarnos ese artículo? ¿"Cómo sería el mundo si
mandaran las mujeres?
La primera legislatura de Zapatero estuvo constituida por 8
hombres y 9 mujeres. M.T. Fernández de la Vega (Vicepresidenta), Carme Chacón,
Beatriz Corredor, Elena Espinosa, Magdalena Álvarez, Cristina Garmendia,
Bibiana Aído, Mercedes Cabrera, Elena Salgado, y después se unieron Trinidad
Jiménez (que alternaba carteras), Rosa Aguilar, Ángela González Sinde y Leire
Pajín. Ellas dirigieron el país junto con sus varoniles colegas, aunque en una
proporción ligeramente superior. ¡Y qué decir de nuestro pasado más cercano:
Rita Barberá, Teófila Martínez, Yolanda Barcina, Luisa Fernanda Rudi, María
Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría (vicepresidenta), Ana Botella,
Esperanza Aguirre, Ana Mato, Ana Pastor. ¿Acaso no ellas mujeres y han
detentado -o detentan- Poder? Por no hablar de la Comunidad Valenciana donde
las mujeres son, además, las que llevan dirigiendo el desolador estado cultural
de la Comunidad desde hace muchos años: Consuelo Císcar, Mairén Beneyto, M.J.
Alcón, Rita Barberá, Helga Schmidt, María Consuelo Reina y un sinfín de técnicas con mano de hierro.
¿Y con el mundo, qué hacemos con el mundo? ¿Acaso EEUU
mejoraría si dejamos que gobierne Condoleezza Rice o Hillary Clinton en vez de
Obama? ¿Sería mejor para la humanidad que retornara una Margareth Thatcher en
vez de dejar que gobierne cualquier laborista varón? ¿Deberíamos sustituir a
Rajoy por una suerte de Imelda Marcos, o por una especie de Cristina Fernández
de Kirchner? ¿Por qué no llamamos de nuevo a Magdalena Álvarez, o Leire Pajín
pero esta vez para darles un puesto con
más poder que el que tuvieron? ¿Es Christine Lagarde la persona idónea para
dirigir el FMI? ¿Por qué? ¿Y si dejamos a Rita Barberá 22 años más dirigiendo
la ciudad de Valencia por ser mujer? ¿O colocamos a Esperanza Aguirre de
Presidenta, por fin, para que sea una mujer y no un hombre quien nos gobierne?
¿O le damos un poco más de poder a Angela Merkel, no vaya a ser que se lo
arrebate un hombre? ¿Acaso cuenta con poco poder Susana Díaz? ¿Hasta cuánto
habría que otorgarle para que pudiera mejorar el mundo? ¿Y por qué no, en vez
de Susana Díaz, Tania Sánchez?
*Artículo publicado en YO DONA inmediatamente después de las
elecciones municipales de 2011.
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