La forma y el
concepto
O la angustia,
que también podría ser.
Desde un tiempo
a esta parte han ido apareciendo unos dibujos en las paredes de las calles de
Monteolivete (6 que yo haya contabilizado de momento). ¿Unos dibujos? Sí en la
medida en que son formas realizadas teniendo la línea como fundamento. ¿Sólo
dibujos? Eso ya no está tan claro porque se encuentran realizados en espacios
públicos, en vías transitables por ciudadanos de a pie. ¿Graffitis entonces? Puede, pero tampoco está tan claro, sobre todo
habida cuenta de los que “adornan” generalmente las calles de la urbe, que casi
en su totalidad no son otra cosa que representaciones narcisistas realizadas
por “niños” que se aburren. Algunos de ellos generados por necesidades
estetizantes algo grotescas y otros directamente provocados por necesidades
reivindicativas psicopáticas (tags).
La zona donde
se ubican estos dibujos se encuentra limitada por Ruzafa y el Ensanche, así
entre una zona hipster y una zona burguesa. Zona repleta de graffitis cuya única razón de ser es
aquello que sirve para justificarlos: las necesidades de los adolescentes por
expresar lo que al parecer no les dejan decir los mayores. Digo yo. ¿Y qué
expresan con esos graffitis?
Respuesta: nada.
Nada al menos
que pudiera servir para provocar la reflexión del viandante, que sería en
principio eso por lo que nació la necesidad de expresarse en espacios públicos,
o bien a través de un estilo muy personal y repetitivo o bien a través de
conceptos que jugaban con la ambigüedad con el fin de provocar esa reflexión.
Nada que ver con las suciedad de los tags,
que es aquello que predomina en el triángulo citado.
A veces
aparecen, es verdad, graffitis que
sin duda pretenden ser la obra de una artista. Aquí en Ruzafa pasa de vez en
cuando pero no dejan de ser, la mayoría de las veces, más que ejercicios de
estilo que derivan siempre en cierto manierismo.
Estos dibujos
son otra cosa. Al menos eso a mí me parece. No sé qué me quieren decir, pero
tengo la convicción de que algo me quieren comunicar. Nada parece casual en el
dibujo formado por dos formas diferenciadas pero claramente interdependientes.
Tampoco parece casual la pose del antropomórfico falo que, plantado, se encorva
de forma lánguida hacia adelante, como cansado, agotado. ¿Agotado? Sin duda,
como demuestra esa otra forma cuyo significado tampoco está del todo clara: no
se sabe bien si se trata de una gota de esperma o de un simple “bocadillo”. En
cualquier caso, ese falo adulto, encorvado y cansado nos pide ayuda. ¿Se la
podremos ofrecer?
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