Ideología y estupidez
O ¿Por qué a todos los
artistas les pone tan cahondos ideologizar su discurso?
Resulta curiosa la
facilidad con la que los artistas -de la farándula- se empeñan en
politizarlo todo en sus declaraciones públicas; resulta curiosa la
urgencia con la que los artistas, todos, necesitan posicionarse
ideológicamente cuando expresan su opinión públicamente. Hablen de
lo que hablen en las entrevistas (o en la recogida de premios en
Festivales de Cine) lo que siempre parece apremiarles es la necesidad
de dejar clara la nobleza de su corazón, la pureza de su ser de luz.
Así, siempre que un artista es entrevistado o conminado a hablar
para un medio público acaba siempre por derivar su discurso hacia la
reivindicación con un compromiso social, la lucha contra la
desigualdad (sic)... Y cuando el partido que gobierna no es de
izquierdas entonces su discurso acaba incluyendo el éxtasis
verborreico que provoca el puro goce e el entrevistado o del
declarador.
Pero ¿por qué a todos
los artistas les pone tan cachondos ideologizar su discurso? Pues
fundamentalmente porque son imbéciles. O estúpidos, no sé muy
bien. Tampoco sé muy bien si esto les pasa sólo a los artistas,
pero el caso es que a todos ellos les pasa. O quizá se deba al
periodismo del hoy, tan corrupto y ponzoñoso. Podría en todo caso
haber dos tipos de artistas: los que acaban ideologizando su discurso
porque saben que eso es lo que se espera de ellos en los medios y en
los receptores de esos medios, y los que se creen verdaderamente
seres de luz. No sé aún cuál de los dos tipos es más imbécil. Lo
que sin embargo sí está claro es que la Segunda Ley de Las Leyes
fundamentales de la Estupidez Humana (Cipolla) es la Ley favorita
de los artistas, que son esos seres que pueden acometer el ejercicio
de su profesión con auténtica sensibilidad y maestría siendo, al
mismo tiempo, unos perfectos estúpidos. Al menos la gran mayoría de
los que hacen declaraciones públicas.
Hace poco la comparsa del
Gran Wyoming Sandra Sabatés entrevistaba a Itziar Castro, la
actriz que estuvo nominada este último año a la mejor actriz
revelación y a la que desde hace un tiempo a esta parte no le hace
falta trabajo.
Pregunta la circunspecta
Sandra Sabatés a la oronda Itziar, ¿Tener una XXL te ha limitado en
una profesión que vive de la imagen?
Aquí ya sabemos por dónde
quiere ir la Sabatés, que no es otro sitio que por la bronca, la
queja, la reivindicación, la lucha, la opresión, el victimismo, el
machismo, el patriarcalismo, etc., ya saben ustedes. ¿Y todo esto -se
podría argüir en mi contra- lo sabes ya a partir de una pregunta
tan inocua o tan elemental? Por supuesto; no hace falta ni un ápice
de susceptibilidad para saber por dónde va el periodismo de hoy en
día, tan vinculado a la Corrección Política y sus derivados. Nada
en el periodismo de hoy es ni ingenuo ni casual ni inocuo. Y todo va
encaminado hacia lo mismo. De hecho la pregunta es ciertamente
improcedente, si no imbécil, cuando a quien está entrevistando no
es a una gorda que reclama lo que le es negado por gorda, sino
a una triunfadora. En
cualquier caso, ya digo, en la pregunta ya venía implícita una
cierta intención pues resulta a todas luces falso que una profesión
-en este caso la del cine- viva de la imagen, e igual de falso que
los representantes de esa profesión lo hagan. La lista de actores y
actrices poco agraciados físicamente y con éxito (debido a los
personajes o las mismas extraordinarias interpretaciones) es
ilimitada. Es más, son precisamente quienes se empeñan en hacer
distinciones entre guapos y feos, para hablar de discriminación, los
que verdaderamente acaban generando un problema (de discriminación)
donde no lo había. Son cosas de la Corrección Política, que con lo
que se pone cachonda de verdad es con la existencia de problemas. Por
eso su esfuerzo va siempre encaminado o a generarlos donde no los hay
o a no permitir que se solucionen nunca. Lo que les pone cachondos a
los resentidos es la lucha, sólo la lucha. O sea, la existencia del
problema.
Las
respuesta de Itziar es, en cualquier caso, tan fantástica como
clarificadora... ¡a pesar de las intenciones de ambas!
“Es
como un pez que se muerde la cola o un arma de doble filo; es cierto
que hay más personajes a los que no puedo acceder porque si en el
guión no pone gorda no me suelen llamar, pero también he tenido
suerte porque por el hecho de que pusiera gorda me han llamado a mí
porque hay menos actrices de mi perfil y entonces he accedido a
papeles diferentes, a películas de terror , a películas dramáticas,
como Blancanieves, y he trabajado con Peter Greeneway y he hecho una
versatilidad o un abanico de posibilidades diferentes, pero sí que
es cierto que si no pone gorda es muy probable que no me llamen”.
Voy a
intercalar ahora mis pensamientos entre los suspiros quejumbrosos de quien, por estar en
el ajo, no puede dar puntada sin hilo, aún cuando los hechos se
encuentren en contra ("arma de doble filo") de sus previsibles argumentos ideologizados.
Responde, pues, Itziar con mucha seguridad:
“Es como un pez que
se muerde la cola o un arma de doble filo...
¿Qué?,
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Te ha limitado, sí o no?
...es cierto que hay
más personajes a los que no puedo acceder...
Claro,
como cualquier actor o actriz que no cumple los requisitos del
personaje, por no hablar de quienes no pueden acceder a ninguno
porque están en al paro desde que acabaron la carrera de Arte
Dramático. O bien porque no tienen contactos o bien por lo que sea.
O sí los cumple pero no ha contado con la suerte, tu suerte, amiga.
...porque si en el
guión no pone gorda no me suelen llamar...
Como
tampoco llaman a un actor adolescente para hacer de jubilado. ¡Y aún
que te llaman (“no me suelen llamar”)!, que a muchas actrices
guapas no las llaman ni para hacer de guapas.
...pero también he
tenido suerte porque por el hecho de que pusiera gorda me han llamado
a mí porque hay menos actrices de mi perfil...
Así
que te han llamado por lo que eres, que es lo que pones en tu perfil.
¿Cuál sería la queja entonces? Por lo menos te han llamado, algo
que no pueden decir, las pelirrojas (en paro y esperando castings),
las guapas (en paro...), las bajitas (en paro...) o las colombianas
(en paro...), que no estaban gordas cuando se requería un papel de
gorda.
...y entonces he
accedido a papeles diferentes, a películas de terror , a películas
dramáticas, como Blancanieves, y he trabajado con Peter Greeneway y
he hecho una versatilidad o un abanico de posibilidades diferentes,
pero sí que es cierto que si no pone gorda es muy probable que no me
llamen”.
Es
decir, todo se lo debe al hecho de estar gorda. Si hubiera sido
esbelta, guapa y políglota no la habrían llamado. Y en efecto, hay
muchas mujeres perjudicadas cuando las necesidades del ciertos
guiones requieren una gorda, muchas; esbeltas, guapas, políglotas...
Algo que en el fondo disturba a la periodista que no parece hacerle
mucha gracia que Itziar muestre tanto agradecimiento a su estado y se
le escape, casi sin querer, tanta alegre vitalidad. De hecho hace
oídos sordos y continúa con aquello para lo que ha sido adiestrada,
que es gozar (y hacer gozar) con la queja victimista (que en última
instancia se legitima ante la opresión machista heteropatriarcal) y
por ello no se dirige a la Itziar actriz y prefiere dirigirse a
Itziar la gorda: “En algún momento te has planteado dejarlo y
dedicarte a algo que no dependa de la imagen?
Que no
imbécil, que no, que no te has enterado de nada; que Itziar está
viviendo su momento de gloria, que no le falta trabajo y que ya no
sabe por dónde tirar en tu entrevista oscura y malediciente. Lo que
no quita para que Itziar también se encuentre en el ajo debido a los
dividendos que produce a todos los niveles. Resulta muy guay, muy
cool y muy rentable ser mujer y muy víctima. Aún cuando te vaya muy
bien.
De hecho la comprometida
Sabatés pregunta ¿Qué es lo más fuerte, lo más duro que has
tenido que escuchar por tu físico?”. Ante lo que la dispuesta pero
algo consternada (no se esperaba una pregunta tan innecesaria y
estúpida) Itziar responde “Lo más duro fue, yendo con mi
hijastra, tener que escuchar a un vecino conduciendo decir ¡gorda,
cómete un no sé qué!, cómete unos donuts...”, y acto seguido
cuenta que su hijastra se quedó sorprendida ante el insulto hasta el
punto de preguntarle, y que ella tuvo que explicárselo: me insultan
por “ser diferente”. Así, eso es lo más fuerte y lo más duro
que ha tenido que escuchar por ser gorda: y vino de ¡un vecino...
que estaba conduciendo!
A punto de acabar la
entrevista la Sabatés vuelve a la carga: “las actrices denunciáis
la brecha salarial respecto a los actores que muchas veces obtienen
los mejores papeles, los protagonistas acaban siendo para los hombres
o que incluso a medida que vais envejeciendo cada vez os llaman
menos”.
Que no Sabatés, que no,
que los emolumentos de cada actor y de cada actriz los marca el
mercado. Carmen Machi (¿es guapa o fea? porque lo que sí es, es una
gran actriz) cobra más que una actriz jovencita advenediza aún
cuando el papel de Machi pudiera ser más exiguo, pero lo que en
última instancia cobra Carmen Machi es lo que una productora está
dispuesta a pagar en función de sus presupuestos y sus expectativas.
Y punto. Y puede que lo que cobre Carmen Machi por un papel
protagonista en una determinada película sea mucho más que lo que
podrían cobrar el varón protagonista de otra. Porque todo depende
de muchos factores. Y lo de que los varones se llevan los mejores
papeles, nada, monada. ¿O es que no ves ni cine ni series?
Tampoco Itziar deja de
aprovechar las circunstancias políticamente correctas para sacarles
partido. De hecho éste fue el titular y subtitular de un
artículo/entrevista publicado en el periódico El Mundo y la
respuesta a una de las preguntas. Recorto y pego:
Itziar Castro, nominada a un Goya, alerta sobre la 'gordofobia' en el cine
En
su encuentro con LOC, la actriz de 'Pieles' también hace una llamada
de atención a la industria audiovisual para que cambie "la
perspectiva".
- ¿Nota esta 'gordofobia' a la hora de conseguir un papel en un casting?
- En este país aún nos queda mucho por hacer. Faltan muchas series o proyectos a nivel audiovisual donde se vean mujeres diferentes, como pasa, por ejemplo, en 'American Horror Story'... Aquí pasa en 'Vis a Vis', pero más allá... - Es una cuestión de intentar cambiar la perspectiva.
Definitivamente aquí
nadie ve ni cine ni series; ni los periodistas ni los propios
actores: merluzos de idea fija. Ignorantes o resentidos. ¿Industria
audiovisual? ¿Quienes son los responsables canallas de esa industria
a la que hay que cambiarle la perspectiva? ¿Como hacerlo? ¿Obligando
a los guionistas a introducir mujeres “diferentes”? Hay que
joderse.
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