Al
hilo del último post
y
al hilo de otros otros posts también recientes:
En
algunos de los últimos posts ha intentado uno describir la situación
en la que se encuentra “eso” (esa actividad, esa disciplina) que
aún tantos se empeñan en seguir llamando arte. Vano empeño (de
uno), el de convencer a alguien de la futilidad de su actitud si no
está dispuesto a escuchar nada que le pueda contravenir. Porque
cuando uno habla de la inexistencia del arte no habla uno ni de
creadores ni de su producto, que de esos y eso cada vez hay más,
lógicamente. Así, no habla uno de lo que los demás sobre-entienden
(no sé por qué), sino de la inexistencia del arte por la inevitable
imposibilidad de su existencia.
De
hecho, cuando hago referencia a la inexistencia del arte ¡no me
refiero nunca ni a los creadores ni al producto que generan! (que ahí
están ellos en tanto que artistas y ahí está el producto mostrado
en nombre del arte, insisto), cuanto a una situación, la actual, que
resulta perfectamente incompatible con la idea del arte que
paradójicamente defienden tanto esos mismos creadores como los
intermediarios que pretenden hacer negocio con ellos -galeristas y
comisarios. Una idea del arte que devenida del final del XVIII se
encuentra ahora perfectamente periclitada por una FUERZA MAYOR, el
“simple” paso del tiempo. En este caso además con el aliño de
un cambio de ERA, de la Analógica a la Digital. Y repito: Harald
Szeeman dio el pistoletazo de salida, Lehman Brothers el gran empujón
y la Redes Sociales la estocada definitiva.
Harald
Szeeman mostrando un Sistema que ya no contemplaba la linealidad
histórica y mostrando por tanto la imposibilidad de historiar el
producto/arte, que no es sino una forma de negar la posibilidad de la
Historia del Arte ante el arte actual; una forma de negar la
posibilidad de aplicar la Historia a las nuevas formas de entender y
organizar ese producto/arte. El caso Lehman Brothers desvinculando de
forma brutal el concepto arte del concepto futuro;
fue la caída de Lehman Brotehers en tanto que provocadores
privilegiados de la la Gran Crisis Mundial la que le extirpó al
producto/arte esa condición sagrada que venía sostenida por un
mercado absolutamente disparatado y mostrenco (2007). Y las Redes
Sociales haciendo real la verdadera democratización del arte, algo
en lo que el arte venía fracasando desde hacía más de 100 años;
fueron las Redes Sociales las que realmente hicieron posible y
verdadera esa ecuación que tanto excitaba a los elitistas
“artistas”, que eran todos: Arte=Vida.
Una
de las consecuencias más patéticas que se dan en esta
desconcertante coyuntura es, lo hemos comentado en otras ocasiones,
el apasionado AMOR que ha unido a los artistas y a las Instituciones.
Un AMOR tan apasionado como inquebrantable. Así, los artistas hacen
-crean- exactamente lo que a esas Instituciones les interesa. Y son
felices todos comiendo perdices: ellos, los artistas, creyéndose
libres pero trabajando duramente para el “único mercado” que
verdaderamente les hace caso, el ideológico, y ellas, las
Instituciones, usando a los artistas para limpiar sus trapos sucios y
mostrar de paso una imagen comprometida. Porque no nos engañemos, no
hay nada que ponga más cachondo a las Instituciones del hoy que
mostrarse comprometidas y, ¡oh casualidad! nada hay que ponga más
cachondos a los artistas del hoy que saberse comprometidos. El AMOR,
pues. Otra cosa es ver qué pasa cuando entra en acción el
interés de un artista por ganar dinero con su trabajo y otra cosa
es también ver qué pasa cuando entran en acción (en el “otro
mercado”) los brokers del arte y reivindican su tajada. Otra
cosa porque es entonces cuando todo el mundo habla del poco
interés que hay en la sociedad por el arte, y es cuando ya nadie
habla de visitantes en las galerías y museos, sino de compradores,
coleccionistas e inversores. La QUEJA.
En
el último post hacía uno referencia al Festival Abierto Valencia,
un evento creado por los galeristas profesionales con dos fines:
revitalizar (sic) las ventas y culturizar (sic) al pueblo valenciano.
Veamos lo que el El Cultural del ABC decían ayer 4 jóvenes
galeristas con motivo de su Apertura, un evento creado en Madrid con
las mismas intenciones que el de Valencia. Ante la pregunta “¿Cómo
van a hacer sus presentaciones oficiales en este Apertura?”
contestaban esto (y cito textual e íntegramente):
-P.C.:Presentaremos
a Gabriela Bettini, artista de la galería desde sus inicios. Su
Primavera silenciosa habla de diversidad, de ecología, de
feminismo, con un componente político.
-N.M.:
Nuestra apuesta será Cristina Ferrández. Campos de utopía
se centra en los casquetes polares y habla de la fragilidad del
paisaje.
-L.M.:
Aquí desplegaremos el trabajo de Lecuona y Hernández, colectivo
canario con el que comenzamos a trabajar. La exposición se llama
Cuestiones vivas y se centra en lo identitario.
-C.D.:
Barbara Hammer, histórica y pionera del cine experimental feminista.
Será una muestra poco comercial.
La
originalidad que emana de las propuestas artísticas es apabullante
debido a su poca previsibilidad que se desprende de los temas
elegidos. En cualquier caso si los artistas no vendieran siempre les
quedará la Institución que sin duda los acogerá con las piernas
abiertas. Y si las galerías no vendieran siempre les quedará la
queja... y sus reuniones con las Instituciones... para ver si pillan
algo.
Post
Scriptum. Para entendernos no hay más remedio que llamar
arte a eso que todos siguen llamando arte aún cuando la tesis sea
que ya “no hay Arte” desde que éste se democratizara realmente a
través de la existencia de las Redes Sociales.
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