jueves, marzo 26, 2015

Las casualidades no existen

Las casualidades no existen

Dos estudiantes de sexo femenino conversan en unos lavabos de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid:

Chica A: “Pues a mí me toca los cojones”
Chica B: “Y a mí me suda la polla”

Me lo cuenta Marusela, que ha compartido momento con esas jóvenes en el baño público. Me dice también que eso no es todo; que muchas veces oye a sus alumnas –también universitarias- dirigirse entre ellas usando el vocablo “tío”. Yo le digo que se trata de un lapsus, pero ella me corrige rápidamente: “De eso nada, saben perfectamente lo que dicen. Lo que pasa es que lo quieren todo; les han inculcado que tienen derecho a todo y se sienten superpoderosas, y por eso quieren ser mujeres y hombres a la vez. Además, como los hombres cada vez son menos hombres porque precisamente es eso lo que se les exige desde la corrección política…”


Todo esto sucede a las 12,45 de la mañana, como digo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en el descaso que se produce entre conferencia y conferencia. Estamos en el VII Congreso Internacional de Análisis Textual. El título de este año: “Las diosas”. 

martes, marzo 17, 2015

¿Qué _ _ _ _ quieren?

¿Qué _ _ _ _ quieren?


No cesa la queja. Es más, se incrementa día a día. En todo. Nada de lo que pueda hacerse para disiparla es ni será suficiente; la queja es, en esta era posmoderna, ¡qué le vamos a hacer!, una de las actitudes más rentables. ¿Por qué no quejarse, entonces? Ah, y otra cosa; la queja será más rentable en proporcionalidad directa al rencor y el odio que en ella vayan intrínsecos. Son cosas del activismo y de la corrección.

En el Arte, también.

No cesa de oírse esa queja. "Queremos más visibilidad". Así, quieren más visibilidad. ¿Quiénes? Ellas, por supuesto, las mujeres. ¿Más visibilidad? No exactamente; lo que dicen querer es la misma visibilidad que los hombres. Para ellas, no puede haber (existir) un hombre artista si no hay (existe) una mujer artista... de forma !simultánea y ubicua! Sí, ésta sería la cuestión. Lo que quieren las mujeres (y tomo el todo por la parte en la medida en que las que callan otorgan, habida cuenta de los beneficios que obtienen de la queja, tengan o no tengan clara la exigencia) es una igualdad numérica, estadística, cuantitativa. Paridad, igualdad. Si alguien quiere comisariar una exposición sobre, pongamos fotografía nocturna, lo que le exigirán los abanderados de la corrección política es que ese alguien NO seleccione a los 12 fotógrafos -sean mujeres o hombres- que le parezcan más interesantes -adecuados, apropiados-, sino que en su elección haya 6 fotógrafas y 6 fotógrafos (6 mujeres y 6 hombres: 6 personas con vagina y 6 personas con pene).

Pero, ¿a quién se quejan esas mujeres tan activistas?, ¿a la sociedad machista, ese corpus amorfo de individuos al que se le echa siempre la culpa de todo? ¿o al mundo del Arte, ese conjunto de personas que configuran el mismo mundo del Arte que "al parecer" es discriminatorio con las mujeres? Porque esa es la queja: las reivindicadoras no se quejan de que haya menos mujeres artistas sino de que la selección habitual -para su exhibición- no sea natural, sino malignamente partidista. Para ellas, sí hay una selección natural y es tan natural que tiene que ser equitativa... por cojones (perdón). Así, natural, o sea, equitativa, igualitaria. Natural (?).

Mutatis Mutandi
Podríamos comenzar por diferenciar entre presencia y poder.
¿Y que _ _ _ _ quieren las mujeres: presencia o poder? ¿Qué quieren cuando dicen querer igualdad? ¿Más presencia en las decisiones del poder? ¿Más presencia en los eventos expositivos?

Y podríamos también, para situarnos realmente, remontarnos a los años ochenta, los años de apertura, cambio y desarrollo de la España ulterior a los 40 años de anquilosamiento cultural. ¿Y quién detentaba el poder del Arte durante esa década y la posterior? Pues se lo digo yo: las mujeres. ¿A quién había que conocer si uno quería medrar en el fantástico y sensible mundo del Arte durante los ochenta y los noventa una vez fallecida Juana Mordó? Pues se lo digo yo: a Juana de Aizpuru, a María Corral, a Cármen Jiménez, a Helga de Alvear, a Soledad Lorenzo... a Elba Benítez, a Elvira González, Oliva Arauna, las Moriarty, Oliva María, Rosa Martínez, Estrella de Diego, Evelyn Botella, Rosa Olivares... y poco más allá Pilar Parra, Marta Cervera, Elena Ochoa, Ana María Guasch... Ellas lo controlaban TODO, ellas configuraron el panorama que representaba el arte español y foráneo en nuestro territorio. Y diseñaron la estrategia de expansión. Ellas impusieron su criterio, algo contra lo que no hay nada que objetar, digo yo. ¿O sí? Es verdad que hubo algunos hombres... (Juan Antonio Ramírez, Calvo Serraller, Pepe Cobo...) pero sólo para que la cosa no pareciera demasiado discriminatoria. Así pues, las mujeres con presencia casi absoluta en el mundo del Arte, al menos respecto al poder real.

¿Y los artistas, qué pasa con los artistas, se seguirán preguntando las activistas más comprometidas con su sexo? Pues muy sencillo: los artistas que había era los que colocaban ellas, los que ellas sugerían, los que ellas ¿imponían?; ellas, las que detentaban el poder: Juana de Aizpuru, Soledad Lorenzo, María Corral, Oliva Arauna, Cármen Jiménez, Rosa Martínez, Elba Benítez, Oliva María, Rosa Olivares, Elvira González, Elena Ochoa...

¿Y ahora, qué pasa? Pues que ahora tenemos, sin ir más lejos, ese festival del Arte tan igualitario y tan poco partidista que se llama Miradas de mujeres. Que, cómo no, es aprovechado para elevar la queja y el lamento en la opinión publicada a su máxima exponencia (impactos mediáticos): "exigimos más visibilidad", "queremos la igualdad". Cada año lo mismo: "exigimos más visibilidad". Un festival que se amplía cada año y que cada vez cuenta con más participantes, que lógicamente nunca serán suficientes. ¿Sólo un festival, sólo él, el de Miradas de mujeres? Noooo, un hay un sinfín de eventos que en nombre de la mujer discriminada se reparten durante todo el año por todo el territorio español, la mayor de las veces promocionados y patrocinados por administraciones públicas, institutos de la mujer, y demás entidades subvencionadas.

Sin ir más lejos en Valencia se inauguró la semana pasada una exposición "de" mujeres, una exposición que se ha denominado, supongo que nada inocentemente, Las dueñas del arte. Se trata de la selección de artistas llevada a cabo por 14 galeristas mujeres de la Comunidad Valenciana. Pero para saber el verdadero alcance y significado de la cifra (14) conviene saber antes que en la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunidad Valenciana hay 19 galerías de Arte. Así pues, el mundo del Arte, al menos aquí en Valencia, se encuentra en manos de mujeres. Y no tanto a nivel privado, sino también a nivel político-cultural, para bien o para mal, como saben todos los valencianos. Y no debemos olvidar que, por el motivo que sea, es la clase política -del signo que sea- la primera en promover, tanto de forma directa como indirecta, eventos culturales que tengan por protagonistas a las mujeres. Que lo hacen.

¿Entonces?

Para contestar a esta enigmática última pregunta podemos acudir a la entrevista que Makma les hiciera a tres mujeres activistas directamente comprometidas con el Arte y con la Mujer. En dicha entrevista no se pudo dejar más clara la queja que tiene como objeto la discriminación de las mujeres en el mundo del Arte. Resulta tan paradigmática que recomiendo su búsqueda y lectura. Da mucho de sí.

Dice la directora del Festival en la Comunidad Valenciana Irene Ballester "Nuestra finalidad es llevar el arte hecho por mujeres a los grandes museos y galerías, pero también a las concejalías de Cultura e Igualdad de cualquier pueblo". Queda claro entonces que sus objetivos, ya logrados (15 comunidades, más de 1.000 artistas, 308 espacios expositivos), han conseguido elevar la presencia de mujeres artistas en espacios tanto privados como públicos; no de mujeres artistas extraordinarias, ni de las mejores mujeres artistas, sino de mujeres artistas ("arte hecho por mujeres"). Y como decimos, no sólo a espacios privados, sino a espacios sufragados con dinero público.

Por eso quizá no se entienda esa pertinaz manía del mundo del Arte hacia los estamentos políticos. De hecho en esta misma entrevista aflora lo que acaba siempre por aflorar cuando el mundo del Arte exige independencia en su sensibles decisiones: su desprecio por ese intrusismo que supone toda acción gubernamental en las cosas de la Cultura. Y por eso dice Lucía Peiró a poco que se descuida, "La política y el arte deberían ir por separado". Y es que, en efecto, se trata de algo que es absolutamente habitual en aquellos que, curiosamente, viven de las prebendas del papá Estado. Aceptan con naturalidad todo tipo de subvenciones y ayudas (de las Concejalías, las Casas de Cultura y Administraciones en general), pero después las quieren mandar a freír espárragos cuando se trata o de hacer lo que les dé la gana o de ganar dinero.

Pero aquí de lo que se trata es de saber si existe realmente discriminación maléfica y organizada o si se trata de algo mucho más sencillo. Es decir, la cuestión es: si aceptáramos, tal y como dicen algunas estadísticas que nos ofrecen las asociaciones más activistas, que las mujeres tienen menos presencia que el hombre en el mundo del arte, ¿será debido a una discriminación maléfica instigada por una sociedad machista o se debe a las leyes de mercado? Veamos lo que dice una de las entrevistadas, concretamente la galerista Teresa Lagarre, es decir, la que representa el mercado (el del dinero y no el de las ideologías): "Yo tengo muchos artistas de la Comunidad Valenciana, el 70% son de aquí, y aunque tal vez sean más hombre que mujeres los que exponen en mi galería, lo cierto es que yo siempre me he inclinado por el arte de las mujeres porque me siento identificada con sus propuestas".


Pues bien, por fin queda claro el por qué teniendo más poder en la gestión -ese poder que se atribuye en exclusiva al maléfico hombre autoritario- después parecen no obtener la misma visibilidad. Aquí una mujer galerista y su programa: me identifico con las propuestas de las mujeres (sic)… pero tal vez (sic) sean más hombres que mujeres los que exponen en mi galería. Para  después, eso sí, sumarse rauda a la –rentable- queja.

Post Scriptum. Llego de Madrid con varias carteleras de actualidad cultural en mi cartera… y no hay sitio para la duda: Ellas crean. En efecto, en todas las carteleras, e incluso en algunas de las portadas de esas carteleras, aparece ese titular, Ellas crean. Titular que se corresponde con la XI Edición del Festival Ellas Crean, festival que, y ahora cito de la cartelera Madrid en vivo, “aporta un punto de visibilidad para las mujeres creadoras”. También se dice “Este año el Ayuntamiento de Madrid presenta un cartel alucinante, sugestivo y pleno de propuesta que harán las delicias de los asistentes” (y Ayuntamiento de Madrid va en negrita). Este festival, inmediatamente posterior a Miradas de mujeres (que se realizaba en 15 comunidades entre otras ésta) contaba con 46 intervenciones (música, danza, debates, exposiciones, presentaciones…) y con la colaboración de 18 museos.


lunes, marzo 16, 2015

El Arte y el Experto

El Arte y el Experto (ARCO)

No resulta fácil hablar de Arte ¡con alguien! si no fijas primero un concepto definitorio. De lo contrario, como ya sabemos todos, hablar de Arte ¡con alguien! puede convertirse en un diálogo de besugos; o por ser más finos: en un diálogo propio del hall de la Torre de Babel.

Ese concepto definitorio, cómo no, sólo puede ser uno: "qué es Arte" (y no tanto "qué es el Arte).

Lógicamente se trata de una cuestión angular en la Historia y en la Historiografía. No hay tiempo para detenernos en este extenso y farragoso asunto, así que después de una elipsis explicativa acerca de la evolución de las posibles respuestas sólo me cabe señalar un asunto que a mí particularmente me sorprende. A saber: que aún hay quien pone en duda el aserto que reza, "Arte es lo que la Institución señala como tal". Y quien dice Institución dice mundo del arte; Sistema Arte.

Es decir, aún hay quien cree que un producto adviene Arte exclusivamente por un tipo de merecimiento propio del producto que lo logra (por señalamiento de la Institución, se entiende), un meremiento por tanto directamente relacionado con la esencia misma de lo que Arte significa. O dicho de otra forma: aún hay gente que cree (yo diría que todos los "afortunados" componentes del mundo del Arte) que los productos que son Arte lo son con independencia de que la Institución los haya señalado y acojido. Y por tanto esos productos son Arte a partir de un acto de Justicia Suprema.

Hace un par de semanas tuvo lugar ARCO y en este mismo blog se dio cuenta de ello. Ahora ha caído en mis manos un magazine que contiene una entrevista a su director, Carlos Urroz. Juan Carlos Rodríguez es quien la realiza. A continuación una de las preguntas con su respectiva respuesta:

Pregunta. ¿Sigue escuchando el típico comentario despectivo "esto lo hace mi hijo" ante una obra supuestamente banal?
Respuesta. Pues qué suerte tienen con si hijo,¿no) [Risas]. Ya no se escucha tanto. Hay gente que siempre cuestiona el valor pecuniario de algunas obras, pero luego se revenden en subastas por el doble. Los ladrillos de Carl André, por ejemplo, que causaron risa cuando los compró la Tate Gallery en los 70, hoy cuestan una fortuna en subastas. Luego el tiempo da la razón al valor de las obras de arte.

Analicemos fragmentariamente:
"Pregunta. ¿Sigue escuchando el típico comentario despectivo "esto lo hace mi hijo" ante una obra supuestamente banal?"

Como podemos ver el periodista está en el ajo del asunto. De otra forma no habría usado el término "supuestamente". Es decir, no existe la posibilidad real de que algo mostrado desde la Institución Arte pueda ser banal. Y el periodista o lo sabe o hace como que lo sabe. De esta forma, el "supuestamente" no puede ser sino una forma (sumisa o no) de complicidad ante la Institución. No es posible la banalidad en el Arte; por tanto la banalidad sólo puede ser supuesta. Así pues, o se está en el ajo o se está en el hall de la Torre de Babel.

"Respuesta. Pues qué suerte con su hijo, ¿no? [Risas]"
Las risas son lo importante de la respuesta. Y las risas sólo dan cuenta de que la sumisión del periodista resulta absolutamente necesaria. Cuestionar la autoridad de la Institución sólo podría entenderse como una muestra de ignorancia supina. El Arte sólo puede ser banal de forma supuesta, hipotética; es decir; no puede ser realmente banal bajo ningún concepto. Cuestionar un producto señalado por el Arte -señalando su banalidad- es estar contra el Arte, y no se puede estar contra el Arte... desde el Arte. No hay obras de Arte banales, sólo productos que son banales precisamente por no poder ser Arte.

"Hay gente que siempre cuestiona el valor pecuniario de algunas obras, pero luego se revenden en subastas por el doble."

¿Gente? ¿Qué gente: los que creen en la posible banalidad de algunos productos artísticos? ¿O los que habiéndose interesado por una pieza concreta discuten el precio? Y lo de que "luego se revenden en subastas por el doble" es directamente falso. O mejor, se trata de una afirmación que además de falsa resulta fraudulenta. Sólo un porcentaje increíblemente despreciable de obras cuestionadas por su precio puede llegar a venderse en subasta por el doble. Por lo tanto resulta tan legítimo como higiénico que la gente cuestione el valor pecuniario de algunas obras.

"Los ladrillos de Carl André, por ejemplo, que causaron risa cuando los compró la Tate Gallery en los 70, hoy cuestan una fortuna en subastas."

Los ladrillos no causaron risa; causaron perplejidad y desconcierto (sobre todo en la gente que cree en la posible banalidad de algunas obras de Arte, es decir en gente ajena a la Institución Arte). La compra de la Tate tampoco causó risa; causó polémica. El motivo por el que el precio de los ladrillos creciera exponencialmente es precisamente ése: que fueran comprados por la Tate Gallery. Así se configura un mundo, el del Arte, que para SER necesita más del asunto pecuniario que del asunto de la excelencia. Cuando los mejores museos y los coleccionistas más ricos comparten producto resulta muy difícil no especular. Pero siempre cabe la posibilidad de una Opa Hostil. Depende de que existan intereses aún mayores y que contengan un ansia de poder más grande todavía. Quien conoce la historia de Sandro Chia con Saatchi and Saatchi lo sabe.

"Luego el tiempo da la razón al valor de las obras de arte."

Las obras de arte ni llevan razón ni dejan de llevarla, ¡tontaina! Ló único que cuenta aquí son las cantidades de dinero con las que se "juega". ¡Dinero! ¡Arte! ¡Y palabrería a manta!