sábado, enero 27, 2018

El arte de la ideología y la risa

De verdad es que salgo de uno y me meto en otro; no sé qué va a ser de mí, porque los ataques de risa me dejan el cuerpo dolorido. Y además están sobrevalorados, no son elegantes. Tampoco me gustaría parecer exagerado pero es que la realidad siempre acaba por superar cualquier fantasiosa previsión. Lo último es ya hilarante desde el propio título del artículo. ¿O era una noticia? En fin, que ya no se puede condensar más gracia en un título a pesar de la extrema gravedad y seriedad que pretende su abstracto autor*. Veamos si puedo escribirlo de tirón: “CREACIÓN Y PUEBLO: EL ARTE COMO RESISTENCIA”. Traduzco: El pueblo unido en la creación sólo puede dar de sí un arte (decente), el de la resistencia. Bueno, más o menos. El caso es que es ¡tan marxista! Y no es que tenga nada en contra del lenguaje marxista más allá de su indiscutible anacronismo y de su patética autoconsciencia moral, es simplemente que por todo ello me parece hilarante.

Quizá hiciera falta, antes de continuar, situar el texto en cuestión, el del artículo/noticia, en su contexto. Se trata de un texto/noticia publicado/a en una revista cultural-digital que hace referencia a una exposición que se exhibe en el Centre del Carme, uno de los Museos del Consorci de Mueseus, una exposición llamada Creación y Pueblo. Así pues, y esto resulta tan relevante como definitorio, se trata de la reseña (?) de una exposición exhibida en un Centro de Arte Institucional sufragado con dinero público y amparado por el Gobierno de turno. El director del Consorci lo explica: “Creación y Pueblo es una exposición producida por el Consorci, de carácter colaborativo que transgrede el ámbito del centro de arte para involucrar a toda la ciudadanía desde diferentes perspectivas”. Aquí no hay nada que traducir, todo es demasiado literal en la transmisión de su ideología. Otra cosa sería entender realmente el significado de los conceptos colaborativo, trangresión y (toda la) ciudadanía. O mejor, otra cosa sería dilucidar la relación de esos conceptos con la verdad de los hechos. O incluso con la efectividad.

Parece mentira, pero a estas alturas de la vida haría falta recordar algo tanto a la comisaria, como al director del Museo, como a los artistas de la muestra: que estamos en la era digital, es decir, en la era de la hiper-información y de la hiper-comunicación. Así, si hay algo que distingue a un ser analógico de un ser digital es que el primero podía intuir algo acerca de su alienación mientras que el segundo sólo puede tener la absoluta certeza de ello. O por decirlo de otra manera: en la era analógica (en la que habitó esa era del Arte que duró poco más de 200 años) el problema capital -desde el punto de vista ideológico- era el de creer o no en la distinción entre Arte elitista y arte popular, mientras que en la era digital esa distinción resultaría patética, pues el arte se ha integrado definitivamente en lo social, se ha, por fin, democratizado. Es decir, el objetivo último del Arte Moderno, el de igualar el Arte con la Vida (recuerden: Arte=Vida) se ha hecho realidad, quizá incluso a su pesar, tal y como intentaremos demostrar. O por decirlo ahora con un ejemplo: no es lo mismo ser (supuestamente) combativo y activista cuando TODA la información NO estaba al alcance de cualquiera (era analógica), que cuando TODO el mundo ya sabe eso que denuncian y combaten los artistas de forma absolutamente manierista y sofisticada...  y además desde una atalaya inevitablemente elitista, la del Museo Institucional. Así, la ingenuidad de Hans Haacke o la de Joseph Beuys pudo ser relativamente perdonable porque el Arte podía concebirse como una vía de información a la que no TODOS podían acceder, una vía que podía resultar medianamente creíble en la medida en la que fundamentaba su activismo en el rechazo de lo institucional, sin embargo resulta verdaderamente patético que los artistas se crean hoy en día provocadores de algo. Y ya no tanto por decir lo que ya TODO EL MUNDO SABE, que también, sino por hacerlo a rebufo de los mismos requerimientos de la Institución Político/Ideológica que va y resulta es más radical que ellos, los artistas. Qué risa.

Para justificar la exposición su comisaria habla de desequilibrios sistémicos en nuestra sociedad para concluir: “Desde la idea de que todos estamos al servicio de un sistema establecido, los artistas invitan al público a reaccionar” […] “La práctica artística puede ser definida como un ejercicio de libertad que se opone a la complacencia generalizada y a la homogeneización de un mundo cada vez más global. Si el arte transforma la realidad, o trasciende las ideas desde la marginalidad, el arte resiste creando”.

¿Ven ustedes a lo que me refiero? Lean de nuevo las explicaciones de la comisaria si no les es de mucha molestia. No puede ser más hilarante un discurso que sólo se sostiene desde el voluntarismo buenista y simplón. Supongo que no haría falta señalar la extrema simplicidad que emana de la idea explicatoria genérica; que es ésta: porque todos estamos al servicio de un sistema establecido... los artistas invitan al público a reaccionar. Así, una vez más y como si no hubiera pasado el tiempo (Lehman Brothers, Internet, Big Data, Redes Sociales), estamos de nuevo ante los artistas como seres iluminados, mesiánicos. Por otra parte ¿por qué aceptar que la práctica artística es un ejercicio de libertad cuando vemos que la intención de los artistas coincide a la perfección, ¡oh casualidad!, con la de los Poderes Fácticos? La Institución Política, es ahora (en la era digital=Corrección Política) la perfecta abanderada de todas las causas justas. Que otra cosa distinta a la auto-promoción de los Poderes Fácticos es lo que hagan después esos Poderes Fácticos en connivencia con el Mercado. Es precisamente la Instittución Política la que a través de sus Concejalías de Cultura y sucedáneos se limpia la deteriorada imagen usando a los artistas, comprándolos, y los artistas los que acuden raudos con el mocho a limpiarla para que ésta tenga una buena imagen. Y lo peor es que lo hacen por un puto plato de lentejas. Y perdón por perder las formas.

Además, ¿por qué presuponerle al público (al que tanto dicen respetar) una -intolerable- complacencia generalizada? ¿Acaso no podría ser abonable la tesis de que al público le proporciona cierto goce la alienación? ¿Y qué decir de la homogeneización, no es eso lo que al fin y al cabo pretende todo discurso buenista: homogeneización, igualdad, recorte de las diferencias? Por otra parte, ¿el arte transformador de la realidad... existiendo Internet? Me muero de risa de nuevo, no lo puedo evitar. En vez de decir que el arte resiste creando, ¿no sería mejor decir que la creación resiste a pesar de ese ejército de paniaguados engreídos que conforma ese mundillo del arte que patéticamente se resiste a reconocer el acabamiento del Arte (que se produjo desde que precisamente el arte se integró en lo social)? Tal y como decía en el post anterior, nunca en la Historia se había visto tanto supuesto activista comprometido chupándole el esfínter al Poder de forma tan perfecta.


*El artículo/noticia se encuentra en a revista cultural MAKMA y está firmado/a por la misma editorial. Aquí el enlace para quien lo quiera leer: https://www.makma.net/creacion-y-pueblo-el-arte-como-resistencia/

lunes, enero 22, 2018

Es que me muero de risa con el mundillo del arte III




En Valencia, es sabido, tenemos un Consorci de Museus, que vendría a ser algo así como un... Consorcio de Museos... pero netamente propio, decididamente nuestro, necesariamente autóctono. Y por tanto y por eso más dispuesto a ayudar a (uno de) “los nuestros” en sus políticas culturales y a hacerlo, claro, en una lengua algo menos internacional que la que usa el 90 % de los ciudadanos valencianos y algo menos internacional que la que usan TODOS lo turistas extranjeros. Así pues, un consorcio que, entre otras cosas, entona un reivindicativo Vixca Valencia en su ambiciosa programación. Al menos lo entona en relación en un porcentaje muy importante de lo exhibido.

La última del Consorci es una actividad llamada Transversalia, y cuyo objetivo se cifra según ellos mismos en “la educación por el arte”. Según leo “un proyecto educativo realizado en colaboración con CEFIRE, que pretende introducir las prácticas contemporáneas en el ámbito educativo ofreciendo herramientas pedagógicas al profesorado sobre el arte actual como la forma de implementarlo en su labor educativa con los jóvenes”. Ante lo que yo me pregunto, ¿qué es una práctica contemporánea? No lo sé, no lo sé. Pero para despejar la duda quizá sirva, al menos como pista, la foto que los mismos organizadores dan a la prensa para ilustrar la propuesta. En ella se ve a un grupo de mujeres (?) (entre 15 y 20) sentadas con fotos, cartulinas, tijeras y pegamento de barra. (De todas formas yo antes me preguntaría al más puro estilo pujoliano “¿qué coño es eso del CEFIRE?)

El director del Consorci de Museos se explica, “Tansversalia busca potenciar y generar un alcance mayor en las transformaciones que se están realizando en el ámbito de la educación artística, tanto mejorando el conocimiento que tiene el profesorado sobre el arte actual como la forma de implementarlo en su labor educativa con los jóvenes”. Ahora la pregunta puede ser ¿cuando hablamos de jóvenes de qué estamos hablando: de esos que van del Netflix al Instagram y del Instagram al Arenal Sound? ¿De esos que saben de “arte actual” más que sus profesores en la medida en la que saben lo que les gusta (“me gusta”) ante un maremágnum de casi infinitas posibilidades que le ofrece una ventana al mundo con la que interactúan más de 2 horas al día? ¿De esos que por tanto se descojonan de cualquier Institución que les intente inculcar una idea fija, que es la que al fin y al cabo propone un (cualquier) Centro Oficial o la que propone un (Gran) Relato Oficial por muy ecléctico que pretenda ser? Porque sólo un inútil creería que por ofrecer cosas variopintas no existe un claro común denominador en todo lo exhibido desde un Centro de Arte Contemporáneo, siempre perfectamente ideologizado, precisamente desde que Internet sustituyera al Gran Relato y las Consejerías de Cultura tuvieran más poder que los mismos comerciantes de productos supuestamente artísticos y muy comprometidos (con el problema de la identidad, del lenguaje, del acoso, del poder, del género, de la alienación, de la realidad, comprometidos en definitiva con “nuestro tiempo”); común denominador que por tanto es previo y mandatado, o sea, común denominador que en la experiencia estética hace prevalecer la presencia colosal del continente por encima de la nimia, anecdótica y coyuntural del contenido.

Lo que hicieron los artistas modernos fue precisamente reivindicar la Libertad en la creación frente al Poder autoritario que suponía el Antiguo Régimen (repleto de Reyes, aristócratas y otro déspotas). Y los contemporáneos fueron (son) quienes en teoría deben reivindicar esa Libertad (ya) Plena frente a las instancias del Poder, siempre necesariamente contaminadas de ideología cuando no de pura putrefacción, ¿no? Pues bien, no he visto nunca tanto artista (y ahora me remito a Tarantino) comiéndole la polla a los poderes fácticos de forma tan descarada, y dejándose comprar por un miserable plato de lentejas. Precisamente, ya digo, mientras se presentan como los abanderados de la denuncia y el activismo. Y mientras se creen luchadores éticamente comprometido por causas justas. En fin, que una vez más me da la risa. Soy un flojo, qué le vamos a hacer.


Post Scriptum. Tengo un amigo fotógrafo que ha renunciado a exponer en la mejor sala expositiva del Centro del Carmen, renunciando por tanto y entre otras cosas al dinero que le reportaría y a los beneficios que le proporcionaría tener un montón de obra producida gratuitamente. Y lo ha hecho precisamente porque no se cree nada de este asunto del Arte Contemporáneo. Nunca nadie lo sabrá salvo él y yo. Mi genuflexión ante él.

lunes, enero 15, 2018

Es que me muero de risa con el mundillo del arte II

Hace unos días aparecía esta noticia a toda página en la contraportada de El País:

“Una exposición repleta de falsos 'modigliani'”

La contundencia de la noticia se vale por sí misma, ya no tanto por lo que dice cuanto por lo que significa. Decir repleta no es decir cualquier cosa, es decir, repleta. Tal y como el mismo subtitular reza con un tipo de letra intermedia:

“Un informe policial asegura que un tercio de los cuadros exhibidos en Génova la pasada primavera no eran auténticos”

Lo cierto es que el Arte Moderno y Contemporáneo tienen sus cosillas. De hecho, son las cosillas que envuelven a ese Arte Moderno que comenzó a imponerse a finales del XVIII las que de forma previsible nos condujeron a su inevitable acabamiento. Y así le ha ido al Gran Relato que fue la Historia del Arte: que ha desaparecido en los bajos fondos de la Revolución Tecnológica. Aunque haya tanta gente que se muestre reacia a percatarse de esa desaparición, bien por inercia, bien por melancolía, bien por intereses económicos.

Así que el Arte fue un sueño -de la razón- que transcurrió entre Revoluciones, la Francesa y la Tecnológica. Ese periodo de tiempo en el que el Arte se imponía a dedo... ya no por Reyes, como en el Antiguo Régimen, sino por Expertos; críticos, exegetas, historiadores, marchantes, políticos y narcotraficantes. No hay persona mínimamente informada que no sepa que el Arte Moderno surge, precisamente, cuando la maestría y la excelencia (de un arte al servicio del Poder) fueron sustituidas por la sinceridad y la autenticidad de unos seres (artistas) que justificaban su presencia en el hilo narrativo de la Historia a partir de un relato hiper-racionalizado, valga la paradoja y en contra de las apariencias.


El caso es que ¡“Un tercio de los cuadros exhibidos en Génova la pasada primavera no eran auténticos”!, dice la noticia […]. Perdón por la pausa, pero es que me da la risa y me cuesta escribir, se me emborrona la tinta con los lagrimones que se me escapan involuntariamente. Sobre todo cuando pienso en los más de 100.00 visitantes que salieron del Palacio Ducal cachondos por la ingesta de Alta Cultura. Si verdaderamente fueran dignos de tanta cultura exquisita exigirían la devolución del dinero de la entrada, y los padres y profesores pedirían compensación por los daños y perjuicios causados por la pérdida de autoridad ante hijos y alumnos. Me meo. Perdón, pero es que me imagino a esos profesores de instituto intentando culturizar a los amantes de Netflix señalando la genialidad de lo que habían hecho unos cuantos mindundis... y me meo. Perdón de nuevo, pero es que leo las conclusiones de la experta (Isabella Quatttrocchi) que ha analizado las obras expuestas, “están vulgarmente falsificadas” y es que no lo puedo evitar, me meo. Y perdón.

Para completar información:
https://albertoadsuara.blogspot.com.es/2017/08/es-que-me-muero-de-risa-con-el-mundillo.html

jueves, enero 11, 2018

Autopista a la Maldad

Se ha apuntado mas de una vez en este blog. La maldad avanza con paciencia y sin freno.

Uno perdió toda esperanza cuando vio el uso que, después de todo, se hacía de Internet. 

Antes de que se impusiera como forma de comunicación total y bastante antes de que las redes sociales se impusieran como forma de vida absoluta uno creía, en toda su ingenuidad, que Internet serviría para impedir que grandes grupos (mediáticos, financieros, políticos, empresariales) nos siguieran humillando y aplastando sin piedad. Uno creía, en toda su imperdonable ingenuidad, que una vez fuera posible la comunicación total y a tiempo real entre TODOS, no habría nada ni nadie que pudiera humillarnos a TODOS. ¡Cuán estúpida ingenuidad la mía! No sólo siguen haciéndolo sino que además lo hacen a cuerpo de rey, es decir con el beneplácito de TODOS, ya mucho más preocupados por sus Insta que por la humillación a la que les someten de forma persistente todas las compañías de telecomunicaciones. Y las de distribución de energía.

Acaba uno de cambiarse de compañía una vez más, con todo lo ello lleva de diálogos surrealistas y de trámites kafkianos. Y por tanto de pérdida de tiempo y dinero. No había forma de hacerse entender ante ninguno de los interlocutores que preguntaban acerca del motivo por el que uno quería cambiar de compañía. Uno les decía de forma concisa, reiterativa e imperturbable: “no puedo soportar ni consentir que se premie la infidelidad”. “Cómo... qué... no entiendo”, contestaban todos los sabios que tienen contratados de mortecinos tele-comunicadores. Así uno sin concesiones ante la ignorancia ética y ontológica: “No puedo entender que después de años como cliente fiel de esta Compañía uno esté pagando más que cualquiera de los que entra de nuevo, me parece una política contranatura por perfectamente injusta, además de poco agradecida”.

Algo huele mucho a podrido. Y mucho se teme uno que las Compañía de Telecomunicaciones no son las únicas responsables de sus actos y decisiones. 


Post Scriptum. Llevan años diciéndonos, tanto desde Tráfico como desde todos los Medios de Comunicación, que la inmensa mayoría de accidentes mortales se producen en carreteras secundarias. Seguramente por eso, una de las decisiones más anunciadas a principio de este nuevo año ha sido el incremento sustancial del peaje en las autopistas. PURA MALDAD. Y mientras los internautas comiendo pipas.