lunes, junio 08, 2015

España, democracia y mujeres. Y Poder



España, democracia y mujeres. Y Poder

UNO
Premisa 1. No conforme con arruinar su partido Zapatero arruinó España. Esto no es algo que digo yo, que qué más da, sino todos los socialistas que conservan algo de sensatez, los que por cierto se manifestaron un poco tarde. Fue él quien sin duda originó una crisis autóctona de difícil solución. Su gran error fue priorizar la destrucción de la derecha por encima de cualquiera de los verdaderos intereses del país. Y gobernó sólo para sus votantes sin darse cuentas que muchos de ellos, aún estando a favor de sus políticas sociales, no tenían ese espíritu cainita demoledor. Dicen que el pueblo siempre tiene razón cuando vota. Falso: quienes votaron a Zapatero en su segunda legislatura eran unos inconscientes, unos zombies. Pero así es la democracia.

Premisa 2. El gobierno de Rajoy lleva casi 4 años confundiendo el asunto de las prioridades -económicas- con el de las necesidades -sociales-. No se sabe por qué extraña razón los objetivos de Rajoy se han depositado sobre las cuestiones económicas y financieras de nuestro país, ignorando todas esas otras que, generando un continuísmo endogámico, han ido además permitiendo que su partido se convirtiera en un nido de ladrones y de chulos. La inmoralidad ha campado a sus anchas en un gobierno que ha pasado olímpicamente de la demanda social. Dicen que el pueblo siempre tiene razón cuando vota. Falso: Quienes votan al PP en estas circunstancias son unos inconscientes, unos zombies. Pero eso es la democracia.

Premisa 3. Son estas dos primeras premisas verdades coyunturales, así que vayamos ahora a una verdad universal: lo peor que le puede pasar a un pueblo es ser gobernado por una dictadura. No hay más que echar un vistazo hacia atrás para saber lo que costó arreglar -en la transición- los desaguisados de 40 años de tiranía.

Conclusión: estos últimos 11 años han sido, sin duda, los peores en lo que a la democracia se refiere; no hay duda que en ellos se han forjado a fuego lento todos los fundamentos de una corrupción perfectamente instalada. Y por supuesto que incluyo en esos 11 años los 4 primeros de Zapatero, que tuvieron un cierto relumbre aparente por haberse beneficiado de la inercia de una economía bollante -aunque endeble, como pudo verse- heredada. Se necesitará una transición para poderlos superar.

En cualquier caso, si algo han conseguido estos dos gobiernos mentados, tanto el de Zapatero (con dos legislaturas) como el de Rajoy (con una), ha sido, sobre todo y ante todo, instalar la mentira como forma de vida. En efecto, la mentira hasta entonces había sido coyuntural y se usaba como instrumento de salvaguarda del estado. O por decirlo con ejemplos: tanto González como Aznar nos mintieron, pero sus mentiras eran las proferidas por estadistas, no por políticos de partido; en aquel entonces, recuérdese, la mentira aún era algo que podía costarle el puesto a un político (otra cosa fueron los casos aislados de algunos de políticos corruptos que ejercieron bajo sus mandatos). Desde Zapatero, sin embargo, la mentira se ha instalado en el discurso político como forma natural del habla. Así que con independencia de existan políticos que dicen la verdad, la cuestión es que todos ellos saben que la mentira carece de repercusiones sociales aun cuando ésta pudiera ser probada como tal. Se nos está mintiendo de forma grosera y pertinaz desde hace 11 años... y no pasa nada. Nos mienten a diario todos, y aquí ya no salvo ni a los partidos emergentes, porque también estos se han visto envueltos en una vorágine de la que resulta imposible salir si no es a costa de descartar la posibilidad de poder. Simplemente sucede que la mentira se ha convertido en una práctica constitutiva, esencial de la política. Ha pasado de ser un mal con el que por desgracia había que lidiar en algunas ocasiones a ser considerada una auténtica forma de demostración de poder. Y un país de mentira(s) es un país de injusticia(s).

Otra cosa tienen también en común estos dos partidos corrompidos por la médula: que ambos han hecho un esfuerzo titánico por tener en sus filas representantes políticos de ambos sexos -miembros y miembras- en una proporción todo lo más cercana posible al 50%. Si hay algo en lo que son iguales ambos partidos es en su entendimiento del concepto igualdad desde los parámetros de la corrección política. Acordémonos de Zapatero con su famosa y discutible Ley de Igualdad, la creación de un Ministerio de Igualdad y las fotos de todas sus ministras en revistas guay. Y no hace falta hacer un repaso de las mandamases peperas porque las estamos sufriendo en estos mismos momentos. Ah, y por último, otra cosa tienen también en común ambos partidos: el haber sido, de una forma o de otra, azote del ínclito y siniestro periodista Pedro J. Ramírez, que ahora sabe lo que calla mientras le unten con el dinero que le permita un nuevo brote psicótico. Que llegará.

DOS
Es posible que ya viniera diciéndose tiempo atrás, pero desde que yo tengo uso de razón vengo escuchando que "el mundo sería mucho mejor si las mujeres gobernaran". Y no necesariamente se ha ido haciendo esta afirmación de forma explícita, de hecho la mayoría de las veces se hace de forma tan implícita como reiterativa (diría que cotidiana, dado el poder de los lobbies y la acatación de instituciones políticas y universitarias a las normas de la corrección política) desde todos los medios de comunicación. Pero vayamos ahora, sólo, a lo expresado de forma explícita a partir de un artículo publicado en la más que políticamente correcta revista Yo Dona, asociada a El Mundo, de Pedro J. Ramírez. El título: "¿Cómo sería el mundo si mandaran las mujeres?"*.

Así, la pregunta ¡parece sincera! Lo que dado el punto en que nos encontramos no deja de parecer una broma. En efecto, para alguien que se encuentre viviendo el presente no puede parecer sino una broma que alguien pueda hacerse esta pregunta. Como en breve comprobaremos. Es pues el momento de repensar el título del artículo para conjeturar acerca de las intenciones de su autora, Lola Fernández, "¿Cómo sería el mundo si mandaran las mujeres?". Veamos íntegramente el texto que acompaña y abre el artículo:

 "Son muchos los que opinan que los llamados 'valores femeninos' conquistarán el poder para hacer un mundo mejor. Pero, ¿a qué se refieren exactamente? En su sexto aniversario, YO DONA analiza si hay una manera de mandar que diferencie a hombres y mujeres y hace un repaso de estos últimos años en el lento pero imparable ascenso femenino al poder"

Las preguntas se hacen necesarias ya antes de comenzar propiamente el artículo: 1. "Muchos", dice la periodista, pero ¿quiénes son esos "muchos"? En cualquier caso, ¿"muchos" incluye el "muchas"? 2. "Los llamados 'valores femeninos' conquistarán el poder para hacer un mundo mejor", dice, pero ¿cómo debemos entender el término poder, de forma positiva o negativa? No parece claro: de hecho parece que el término poder tiene connotaciones negativas si nos atenemos a lo hasta ahora conocido, que al parecer sólo puede ser asociado al hombre varón, pero que podrá positivarse si existe un cambio en el género de quienes lo detentan. 3. ¿Qué serían, en cualquier caso, los "valores femeninos"? ¿No habíamos quedado en que éramos iguales? ¿No han sido precisamente las feministas las que habían renunciado a lo femenino con el fin de ser consideradas iguales iguales iguales? De hecho dice la acreditada filósofa Amelia Valcárcel en el mismo artículo "No creo en la existencia de unos valores femeninos vinculados de un modo esencial a las mujeres". Así, ¿cómo podemos entender el texto introductorio? Respuesta: a los editores parece importarles un pimiento lo que el artículo dice dilucidar, porque saben que lo único importante es que éste se plantee de la forma en la que lo hace: hablando de valores femeninos asociados a un mundo mejor y vinculando esa mejoría no tanto a un relevo meritorio como a una lucha, una guerra: "conquistarán".

El artículo, como no podía ser de otra forma, en seguida se convierte en una loa a la mujer: "La ciencia nos dice que existen diferencias insignificantes entre el cerebro femenino y masculino, pero todos sabemos que las mujeres son más amables", frase que la periodista atribuye a Martin Amis. "La mujer suele preferir formas suaves de influencia o dominación. Creo que su estilo de mandar es mejor", atribuida a José Antonio Marina. También dice Amelia Valcárcel "No creo, como sostiene Michelle Bachelet, que las mujeres cambien el mundo, pero sí que cuando entran en número suficiente en determinados lugares, lo hacen más habitable. Las situaciones se vuelven más abiertas, hay más aire...". "Las mujeres son más prudentes por motivos genéticos y no van a cometer equivocaciones estúpidas", atribuída por la periodista al etólogo Desmond Morris. Y no faltan frases del tipo "Creo que la inclinación masculina a la violencia y la venganza, a la oposición y el orgullo nos destruirá" (Martin Amis), o del tipo "Fundamentalmente, el valor de la solidaridad que emana de la capacidad empática, es decir, ponerse en el lugar del otro. También valores afines como la generosidad, la antiviolencia, el valor de la creación como antítesis de la destrucción. Pueden ser compartidos por el colectivo masculino en un proceso de desaprendizaje o búsqueda de nuevos referentes" (Victoria Sau), o "Cuando las cosas son cerradamente masculinas, los hombres que llegan arriba suelen ser, generalmente, los peores, porque son los que, en mayor medida, comparten valores de exclusión" (Amelia Valcárcel). En fin, lo de siempre, lo de todos los días en todos los medios desde hace 35 años, ¡como si las condiciones de hace 35 años no hubieran cambiado!

Así: "Los llamados 'valores femeninos' conquistarán el poder para hacer un mundo mejor", con sus "formas suaves de influencia o dominación", porque siendo "más amables" y "más prudentes" hacen el mundo "más habitable" y "no van a cometer equivocaciones estúpidas". Y como los hombres son malos no les va a tocar otro remedio a ellas, las mujeres -con sus valores femeninos-, que conquistar el poder. Para mejorar el mundo, claro. Eso es al menos lo que "muchos opinan".

Decíamos en el punto UNO que estos últimos 11 años han sido, sin duda, los peores en lo que a la democracia se refiere; no hay duda que en ellos se han forjado a fuego lento todos los fundamentos de ésta nuestra particular corrupción cachonda. ¿Alguien lo duda? ¿Alguien duda acaso que esta crisis nacida hacia 2006 -pero forjada años antes- ha provenido de la absoluta incompetencia de los gobernantes así como de su falta de ética?, ¿que mientras la crisis afectaba a otros países con un 12% de paro en España rozábamos el 26%? ¿Y hay alguien que ignore que es precisamente en ese periodo de tiempo cuando más mujeres han compartido y ejercido ese poder... que con el tiempo se ha demostrado incompetente cuando no corrupto? ¿Hay alguien que dude de la participación de la mujer en el desaguisado? O dicho de forma tendenciosa pero no por ello falsa -por empíricamente demostrable: ¿no es cierto que ha coincidido este desaguisado español con el momento histórico en el que las mujeres han tenido un mayor protagonismo en la política (cuotas, paridad) y una extraordinaria presencia en las instituciones (paridad, cuotas, discriminación positiva, corrección política)? ¿Significa acaso que una cosa es consecuencia de la otra? EN ABSOLUTO, pero así ha querido el destino que se desarrollaran los acontecimiento en un mundo que ha preferido configurarse a partir del victimismo y la queja en vez de la meritocracia.

¿Entonces, cómo debemos tomarnos el título interrogativo del artículo? ¿Qué tipo de conjetura pretende realmente provocar? ¿Cómo, en definitiva, debemos tomarnos ese artículo? ¿"Cómo sería el mundo si mandaran las mujeres?

La primera legislatura de Zapatero estuvo constituida por 8 hombres y 9 mujeres. M.T. Fernández de la Vega (Vicepresidenta), Carme Chacón, Beatriz Corredor, Elena Espinosa, Magdalena Álvarez, Cristina Garmendia, Bibiana Aído, Mercedes Cabrera, Elena Salgado, y después se unieron Trinidad Jiménez (que alternaba carteras), Rosa Aguilar, Ángela González Sinde y Leire Pajín. Ellas dirigieron el país junto con sus varoniles colegas, aunque en una proporción ligeramente superior. ¡Y qué decir de nuestro pasado más cercano: Rita Barberá, Teófila Martínez, Yolanda Barcina, Luisa Fernanda Rudi, María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría (vicepresidenta), Ana Botella, Esperanza Aguirre, Ana Mato, Ana Pastor. ¿Acaso no ellas mujeres y han detentado -o detentan- Poder? Por no hablar de la Comunidad Valenciana donde las mujeres son, además, las que llevan dirigiendo el desolador estado cultural de la Comunidad desde hace muchos años: Consuelo Císcar, Mairén Beneyto, M.J. Alcón, Rita Barberá, Helga Schmidt, María Consuelo Reina y un sinfín de técnicas con mano de hierro.

¿Y con el mundo, qué hacemos con el mundo? ¿Acaso EEUU mejoraría si dejamos que gobierne Condoleezza Rice o Hillary Clinton en vez de Obama? ¿Sería mejor para la humanidad que retornara una Margareth Thatcher en vez de dejar que gobierne cualquier laborista varón? ¿Deberíamos sustituir a Rajoy por una suerte de Imelda Marcos, o por una especie de Cristina Fernández de Kirchner? ¿Por qué no llamamos de nuevo a Magdalena Álvarez, o Leire Pajín pero esta vez  para darles un puesto con más poder que el que tuvieron? ¿Es Christine Lagarde la persona idónea para dirigir el FMI? ¿Por qué? ¿Y si dejamos a Rita Barberá 22 años más dirigiendo la ciudad de Valencia por ser mujer? ¿O colocamos a Esperanza Aguirre de Presidenta, por fin, para que sea una mujer y no un hombre quien nos gobierne? ¿O le damos un poco más de poder a Angela Merkel, no vaya a ser que se lo arrebate un hombre? ¿Acaso cuenta con poco poder Susana Díaz? ¿Hasta cuánto habría que otorgarle para que pudiera mejorar el mundo? ¿Y por qué no, en vez de Susana Díaz, Tania Sánchez?

*Artículo publicado en YO DONA inmediatamente después de las elecciones municipales de 2011.