Allí estaban una vez más, allí estaban como en tantas otras ocasiones. No eran los mismos, claro, o sí, no sé, pero allí se encontraban todos esos mocosos sentaditos en el suelo, en semicírculo, de cara a su profesora y delante del cuadro seleccionado para el comentario. Un cuadro que era uno en concreto, pero que pudo ser cualquier otro en concreto, cualquier otro cuadro de ese Museo que cuenta con obras de Arte Moderno y contemporáneo.
Cualquier escuela no tiene más que solicitar el permiso al Museo y la excursión será facilitada por el Ente, que además contabilizará a todos los mocosos como espectadores interesados por su programación. El cuadro, como digo, era uno en concreto pero pudo ser cualquier otro mientras fuera eso, moderno. Que después habrá que jugar y lo moderno da mucho juego al juego. Se trata de una ceremonia que se repite a diario en todos los museos de arte que cuentan con Arte Moderno y Contemporáneo. El profesor explica a los mocosos lo importante que es el arte, lo importante que es el pintor protagonista del comentario y lo importante que son sus cuadros en general y ese en particular; lo importante que son esas pinceladas, lo importante que son los colores y en definitiva lo importante que es ese cuadro pintado por un ser importante para la Historia del Arte y por ello importante para la Humanidad.
La profesora explicaba a los infantes lo importante que era el pintor de ese cuadro en concreto y lo importante que había sido el particular uso del color en el cuadro; lo importante que era el color para transmitir una emoción, la de un pintor importante, y lo importante que era percibir esa emoción como espectador; lo importante que era ese trazo para la composición de ese cuadro tan importante y cómo ese trazo hacía de aquello, ese cuadro en concreto, algo importante. Mientras los mocosos se olvidaban, o no, de sus resecos mocos, la profesora les explicaba lo importante que es el Arte para la Humanidad y lo importantes que son todos eso pintores de la misma época de este pintor importante. La profesora, que lo es por haber aprobado las oposiciones especializadas, les explicaba a los absortos mocosos la importancia de unos papeles pegados al lienzo y lo importante que fue para la Historia del Arte, es decir, para la Historia de la Humanidad, el descubrir que en los lienzos podían pegarse papeles. Y mientras los mocosos parecían encontrarse atónitos ante las explicaciones de su maestra, la maestra misma les explicaba esos mismos mocosos la importancia de que pudiera no haber ningún elemento representativo en el cuadro, la importancia del que un cuadro pudiera ser, desde cierto momento histórico, un conjunto de manchas sin fin representativo alguno. La maestra les explicaba a los mocosos lo importante que es un pintor que supo hacer algo importante y les explicaba también lo contentos que debían sentirse por estar delante de aquel cuadro tan importante, tan importante como lo eran todos esos otros cuadros que les rodeaban. En esa misma sala y en las adyacentes.
Lo importante es que los niños sepan diferenciar las cosas importante de las que no lo son, pienso yo que piensa la profesora, y por eso estaba allí, una vez más, explicando a esos mocosos lo que ya les había explicado a tantos otros mocosos. La profesora, que pudo haber sido otra, explicaba a esos mocosos lo importante que era ese cuadro, ese cuadro en concreto, y lo importante que era darse cuenta de lo importante que era el cuadro de ese pintor importante. Cuando la profesora acabó de dar sus oportunas explicaciones se encaminaron todos ellos a la sala lúdico-pedagójica que todo Museo tiene con el fin de imitar lo que debido a su importancia debe servirnos de ejemplo.
Nota. Resulta, como digo, absolutamente irrelevante el pintor elegido por la profesora para su comentario más extenso. La verdad es que no pude acercarme lo suficiente para ver la cartela, pero por la sala en la que se encontraba yo me atrevería a asegurar que se trataba de un Elmyr de Hory.
Cualquier escuela no tiene más que solicitar el permiso al Museo y la excursión será facilitada por el Ente, que además contabilizará a todos los mocosos como espectadores interesados por su programación. El cuadro, como digo, era uno en concreto pero pudo ser cualquier otro mientras fuera eso, moderno. Que después habrá que jugar y lo moderno da mucho juego al juego. Se trata de una ceremonia que se repite a diario en todos los museos de arte que cuentan con Arte Moderno y Contemporáneo. El profesor explica a los mocosos lo importante que es el arte, lo importante que es el pintor protagonista del comentario y lo importante que son sus cuadros en general y ese en particular; lo importante que son esas pinceladas, lo importante que son los colores y en definitiva lo importante que es ese cuadro pintado por un ser importante para la Historia del Arte y por ello importante para la Humanidad.
La profesora explicaba a los infantes lo importante que era el pintor de ese cuadro en concreto y lo importante que había sido el particular uso del color en el cuadro; lo importante que era el color para transmitir una emoción, la de un pintor importante, y lo importante que era percibir esa emoción como espectador; lo importante que era ese trazo para la composición de ese cuadro tan importante y cómo ese trazo hacía de aquello, ese cuadro en concreto, algo importante. Mientras los mocosos se olvidaban, o no, de sus resecos mocos, la profesora les explicaba lo importante que es el Arte para la Humanidad y lo importantes que son todos eso pintores de la misma época de este pintor importante. La profesora, que lo es por haber aprobado las oposiciones especializadas, les explicaba a los absortos mocosos la importancia de unos papeles pegados al lienzo y lo importante que fue para la Historia del Arte, es decir, para la Historia de la Humanidad, el descubrir que en los lienzos podían pegarse papeles. Y mientras los mocosos parecían encontrarse atónitos ante las explicaciones de su maestra, la maestra misma les explicaba esos mismos mocosos la importancia de que pudiera no haber ningún elemento representativo en el cuadro, la importancia del que un cuadro pudiera ser, desde cierto momento histórico, un conjunto de manchas sin fin representativo alguno. La maestra les explicaba a los mocosos lo importante que es un pintor que supo hacer algo importante y les explicaba también lo contentos que debían sentirse por estar delante de aquel cuadro tan importante, tan importante como lo eran todos esos otros cuadros que les rodeaban. En esa misma sala y en las adyacentes.
Lo importante es que los niños sepan diferenciar las cosas importante de las que no lo son, pienso yo que piensa la profesora, y por eso estaba allí, una vez más, explicando a esos mocosos lo que ya les había explicado a tantos otros mocosos. La profesora, que pudo haber sido otra, explicaba a esos mocosos lo importante que era ese cuadro, ese cuadro en concreto, y lo importante que era darse cuenta de lo importante que era el cuadro de ese pintor importante. Cuando la profesora acabó de dar sus oportunas explicaciones se encaminaron todos ellos a la sala lúdico-pedagójica que todo Museo tiene con el fin de imitar lo que debido a su importancia debe servirnos de ejemplo.
Nota. Resulta, como digo, absolutamente irrelevante el pintor elegido por la profesora para su comentario más extenso. La verdad es que no pude acercarme lo suficiente para ver la cartela, pero por la sala en la que se encontraba yo me atrevería a asegurar que se trataba de un Elmyr de Hory.
No hay comentarios:
Publicar un comentario