Deconstrucción
...y nativos digitales
La
 Era Digital, es cierto, nos está proporcionando muchos individuos 
hábiles y eficaces; inteligentes en definitiva. Al parecer la banda 
ancha -que en su uso no requiere esfuerzo sino tiempo (libre)- ha jugado
 un papel muy importante en ello, y los expertos aseguran que parte del 
éxito se debe a la tecnología en general y a los videojuegos en 
particular, que han configurado un nuevo sujeto con mayores cualidades 
en lo que respecta a la gestión cotidiana de problemas y al que 
consideramos inteligente por su hábil manejo de la información, por sus 
desarrollados reflejos y por su resolutividad. Antes de continuar sólo 
me cabría apuntar que unas de las características más relevantes de los 
psicópatas ha sido siempre su alto grado de inteligencia. Así pues y en 
principio, la inteligencia es una cualidad bastante neutra por lo que 
respecta a los beneficios que pudiera proporcionar a una sociedad. Por 
otra parte los libros de autoayuda llevan cerca de 40 años vendiéndonos 
el asunto de la inteligencia emocional, que no es otra cosa, desde el 
punto de vista del best seller, que la reivindicación encubierta del individualismo -egoísmo- a partir de conceptos tan horteras como el de la "autoestima".
La
 inteligencia por tanto es neutra en la medida en que no necesariamente 
colabora en la transformación positiva de la sociedad. Otra cosa sería 
hablar de los usos y aplicaciones de esa inteligencia. Y otra cosa sería
 preguntarnos cuáles son los beneficios que podría acarrear una 
inteligencia sin conocimientos generales o sin sentido ético. O por 
decirlo de otra forma: no es lo mismo aplicar un adjetivo a un sujeto 
para asignarle una cualidad (Fulanito es inteligente), que además 
resulta ser neutra, que definir a un sujeto por una forma de ser -estar-
 en el mundo (Fulanito es un intelectual). 
La
 Era Digital, es cierto, nos está proporcionando muchos individuos 
ingeniosos, rápidos, resolutivos, informados, listos, inteligentes... 
pero con una nula capacidad de pensamiento profundo. ¿Y qué sería eso 
del pensamiento profundo? Pues el poder generar pensamiento a partir de 
silogismos complejos que requieren algo más que el uso de la información
 obtenida por multicanal. El pensamiento profundo sólo puede generarse a
 partir del estudio en profundidad -valga la redundancia- de los 
"textos"*; un estudio/análisis que necesariamente se alejaría de la 
metodología fragmentaria y comprometida ideológicamente que la 
Corrección Política y la Deconstrucción llevan 40 años imponiéndonos.  
La
 Era Digital, es cierto, nos ha proporcionado muchos individuos hábiles,
 eficaces, pragmáticos, espabilados, listos, inteligentes... pero 
extremadamente incultos. ¿Habrá quien se ofenda ante esta descripción de
 los hechos? ¿Habrá quien después de tanto halago se ofenda ante el 
señalamiento de una o dos carencias? Pues muy probablemente sí, porque 
el sentido inmanente que la Era Digital ha inculcado a sus nativos les 
ha convertido, paradójicamente, en inmortales. Y no es que los 
inmortales lo quieran todo, sino que se creen con derecho a tenerlo 
todo. Y para ellos ese derecho los hace de alguna forma usufructuarios 
del TODO. La culpa no es exactamente suya pero eso no remeda su 
peligrosa ignorancia. Han sustituido el sentido ético que atiende a los 
valores e induce a la acción, por el compromiso ideológico que sólo 
sirve para tranquilizar conciencias. Es precisamente su ignorancia, su 
incultura, la que les ha llevado a asociar sentido ético con religión y 
compromiso con solidaridad. Haciéndolo, precisamente, en el momento 
histórico de máximo apogeo del individualismo. Así pues, una solidaridad
 de juguete.
Pero
 la incultura sólo se cura con el desarrollo de dos virtudes: el 
esfuerzo y el espíritu de sacrificio, éste último tan ligado a un 
sentido ético de la existencia. Y tan pensado por los nativos digitales 
como una simple y lamentable reminiscencia castrense. Pero ya digo, 
ellos no son culpables, al menos en primera instancia; porque un 
virtuoso sería, en principio, lo contrario de un emprendedor y la 
sociedad deconstruida -a placer- que habitamos ya sólo se dedica a 
potenciar dos tipos de individuos: los jóvenes emprendedores y los 
artistas emergentes. Y no es que los emprendedores no puedan ser 
virtuosos, sino que un virtuoso es, antes que nada y en principio, un 
ser sin demasiadas ambiciones económicas. De hecho es por eso por lo que
 esta sociedad deconstruida -a placer- tuvo que inventarse la figura del
 artista emergente. Y todo con independencia de que después, TODO sea lo
 mismo, pues como es bien sabido, los grandes artistas son, antes que 
otra cosa y desde hace ya muchos años, empresarios de su propia marca 
(Hirst, Koons).
La
 Era Digital, es cierto, nos ha proporcionado muchos individuos hábiles,
 eficaces, ingeniosos, graciosos,pragmáticos, informados, preparados, 
comprometidos (ideologizados), espabilados, listos, inteligentes... pero
 deconstruidos.
*Cuando digo textos
 hago referencia a todo aquello a través de lo cual el ser humano se 
escribe y se inscribe. Y de paso me hago partícipe de las tesis de Jesús
 González Requena, del que hablaré en el próximo post a propósito de su último libro. Cerrando así esta trilogía de artículos a él dedicados.
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