domingo, diciembre 19, 2010

¿Lapsus?

Acaba el año y el número de mujeres asesinadas por sus correspondientes parejas (actuales o pasadas) se parece salvajemente a los números obtenidos en años precedentes. Los expertos en la materia se expresan al respecto en los medios de comunicación, fundamentalmente en la televisión y la prensa, haciéndose eco del asunto a su estilo; esto es: imponiendo una mirada sobre los hechos que, con pertinacia, se va demostrando ineficaz a lo largo de todos estos años de seguimiento estadístico. En cualquier caso los expertos insisten con su “mirada” en sus tesis y en lo que ellos llaman políticas de prevención. Que no son otras que las que nos invaden e imponen sin ofrecer la posibilidad de alternativa alguna, ya no sólo con respecto a las soluciones sino al mismo entendimiento de los hechos.

Ayer en El País, con el titular “Diciembre negro para la mujer”, se nos cantaba la insoportable cifra de víctimas a día de hoy. Toda una página dedicada a (sobre)entender como machistas los asesinatos de las 70 mujeres: “nuevo asesinato machista”, “violencia machista”, “70 asesinadas por los machistas”. Son frases de los expertos, que no son otros que aquellos que hablan desde donde sólo ellos pueden hacerlo, desde la tribuna, que por eso son expertos. Lugar privilegiado desde donde nadie, al parecer, puede salirse del guión de la corrección. Un guión ya escrito que exige un previo innegociable: la criminalización del varón.

“Entre las causas del repunte (de asesinatos) está el debate neomachista de la victimización de las mujeres, junto a la polémica de las denuncias falsas”, dice Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género. E inmediatamente después, pero sin atribuir por entrecomillado, se nos dice “También observa un posible efecto imitación o paso a la acción”. La primera frase del experto resulta tan sintomática como significativa y sólo da cuenta del lógico desconcierto que sufren quienes no aciertan a conocer algo tan elemental (ante un problema) como es el conocimiento de los hechos. Llevamos mucho tiempo en el que al periodismo se le ha olvidado algo tan elemental como es la necesidad previa de fijar los hechos. Así, sus análisis sólo pueden estar viciados por lo que ellos creen que debe ser dicho. Ahora, bajo los auspicios de la Corrección Política asentada sobre la Cultura de la Queja.

De entrada podría decirse que ante un problema todo debate debería considerarse siempre bueno o fructífero en la búsqueda de soluciones. Por lo que no puede achacarse a un debate la perpetuación del problema, a no ser que no se sepa de lo que se habla. O a no ser que, después de todo, el debate no sea sino el producto de una fantasía paranoica. Por otra parte, habla de debate neomachista, lo que resulta difícil de entender, pues no puede haber debate allá donde dos partes piensan lo mismo (pues el debate neomachista sólo puede darse entre neomachistas). Además, para el experto no es machista, sino neomachista, es decir, que vuelve a ser machista (¿). Así, un debate entre (¿miles de?) hombres que “vuelven” a pensar de forma machista es pues la causa por la que unos cuantos degenerados no han podido evitar las consecuencias de encontrarse ante la radical necesidad de asesinar, no a cualquier mujer, sino a su (ex) pareja. El debate, pues, como causa de asesinato!!!! Como también lo es la polémica de las denuncias falsas. No el problema en sí de las denuncias falsas, sino la polémica. La polémica (promovida y desarrollada por miles de hombres “malos”) como causa de los asesinatos producidos por unos cuantos degenerados!!!!

Y por si había dudas de lo que dice el experto respecto al debate llega una de las domadoras de expertos para abundar en lo mismo. “Lorente, al igual que la Ministra de Sanidad Política Social e Igualdad, Leire Pajín, asegura que la polémica sobre las denuncias falsas está haciendo un “flaco favor” a las víctimas de esta lacra. “Ese debate alimenta la violencia y provoca que quien ya está en una situación así sea más violento”, considera”. Y continúa “Igualdad también estudia el factor “imitación o paso a la acción” como uno de los factores a considerar en estos crímenes”.

Así que no sólo es el debate el culpable del repunte, también lo es la necesidad de imitación. No es, pues, la desesperación lo que lleva a un enfermo valenciano a matar a su mujer, sino el saber que un andaluz lo hizo antes. No hay, por tanto, posibilidad alguna de que los asesinos estén desinformados; son asesinos entre otras cosas porque están informados. De hecho, para los expertos es la información que reciben los hombres lo que como hombres les incita a matar. No es que estén desesperados, es sólo que además de machistas (¿) están informados sobre otros asesinos y quieren imitarlos. Por tanto, para evitar el “repunte” de asesinatos sólo habría que acabar con los debates (que en realidad no existen) y evitar dar la información (esa que se la trae al pairo a los que por desesperación se verán impelidos a asesinar) de los asesinatos.

Para acabar, claro, Inmaculada Montalbán, presidenta del Observatorio de la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, dice “… eso no hace más reforzarnos en que hace falta más trabajo en ese ámbito preventivo y educativo”. Y ya sabemos lo que quiere decir preventivo y educativo para los expertos (ver penúltimo post).

Addenda: No es la primera vez que veo presentar a los expertos sobre el tema con la expresión para en sustitución del contra: “Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género”. ¿Se tratará de un lapsus o se trata de una simple verdad?

Post Scriptum: Sobre el debate y la imitación. Pasaron anteayer por televisión un documental que se llamaba Chicas de discoteca y trataba de mostrar la relación que mantienen las menores de edad con los locales denominados discotecas. La entrevistadora preguntaba a las adolescentes cómo hacían para beber tanto si no tenían dinero. Las niñas no dudaron ni un momento: “eso está chupado, siempre encontramos algún pringado que nos invita” dijo una de ellas, “sí, es fácil dar con un pagafantas”, dijo otra. La entrevistadora les pregunta entonces, “y que hacéis una vez os ha invitado?”. “Que vamos hacer, darle puerta (hace el gesto); mandarlo a tomar por culo”.

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