lunes, febrero 01, 2016

Confort

No hay duda de que que cada sujeto es un mundo, afirmación que sin duda es tan vulgar como verdadera. Pero es por eso mismo, porque en el aserto coinciden previsibilidad y verdad, que me resultan tan desagradables las modas, sobre todo cuando quienes las siguen se creen auténticos, lo que viene a ser frecuente, curiosa y paradójicamente. Desde luego que no hay nada con tanta dosis de tiranía que las modas, que además de imponerse hacen creer a sus followers que tienen la fuerza de un jedi.

No hay duda de que cada sujeto es un mundo, por eso no se concibe que, de repente, haya tanta gente aceptando y asumiendo que lo que hay que hacer es salir de la “zona de confort”. Es el eslogan más difundido y mejor asimilado de los últimos tiempos. Ya prácticamente nadie cree en las bondades de una vida tranquila. Ni que un objetivo en la vida pueda ser el de vivir con serenidad. No, ahora todo el mundo está convencido de que vivir es estar en perpetuo movimiento. Y que la vida es demasiado corta para no hacer ciertas cosas que exigen, claro, retos, objetivos, traslados, viajes, cambios constantes de pareja, experiencias al límite, spinning, yoga, ultramarotones, etc. Todo a la vez, por supuesto. Y muchas, pero muchas, frasecitas de autoayuda. Que las redes sociales se encuentran a reventar de ellas.

El otro día vi a Dabiz Muñoz, el laureado cocinero tres estrellas Michelín, en un programa de televisión netamente hagiográfico. Es el perfecto representante del nuevo “ser digital”, o mejor, del nuevo paradigma de triunfador en una era nueva, la digital. Esa era que exige al sujeto el perpetuo movimiento, so pena de exclusión total y absoluta. Si no aspiras a ser un dabiz muñoz en la vida no te comerás un torrao. O lo que es lo mismo, si tu vida no se fundamenta en la constante adaptación al cambio estás muerto. Aunque eso suponga acabar hablando como el genio de la cocina, cuyo vocabulario se reduce a tres palabras, “espectacular”, “brutal” e “increíble” y a una única expresión, “esto está de la hostia”. Como muy bien demuestra en dicho documental su mano derecha, el chef ejecutivo del restaurante laureado, cuando ante la demanda de tener que describir un local londinense dice textualmente “Es un espacio molón; genera como ¡whau!, esto tiene que ser la hostia”.

La verdad es que, mucho me temo, esta moda de querer salir de la zona de confort se ha instalado en las sociedades civilizadas para siempre. Con lo que ello supone para el lenguaje, que es al fin y al cabo la única herramienta que tenemos para imaginarnos mejor. Por eso, cuando pueda, me iré a descansar y a leer, en la zona de máximo confort posible, por supuesto. Y no volveré más.

Ríanse, ríanse, pero cuando yo me muera todos ustedes desaparecerán.

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