domingo, septiembre 24, 2017

Claro que se trata de algo personal

“Como no podía ser de otra forma”, que diría un político -o un periodista- amedrentado antes de dar su opinión (¿más personal?) que siempre comenzará con la preposición “pero…”. En cualquier caso, después del “pero” los políticos –y los periodistas- tampoco dicen luego nada que sea tan personal. Que por algo están amedrentados. Y por algo dicen todos lo mismo respecto a ciertos temas sociales. 

Así que sí podía ser de otra forma... en el caso de que así pudiera ser: decir las cosas tal y como uno las piensa. Y abandonando el miedo, miedo a ser rechazado socialmente o miedo a perder el sueldo.

Al grano entonces y sin miedo: ¡no me gusta los calabacines!... ¡ni tampoco las coliflores! Es así y así es porque uno no lo puede evitar. A nadie le importa cuántas veces haya podido probar uno coliflores ni en qué circunstancias. La cuestión es que no me gustan nada. Cosa que no puedo decir de las alcachofas… por ejemplo, que me parecen unas verduras excelsas cocinadas en todas sus facetas.

¡Claro que se trata de algo personal! Me gustan tan poco los calabacines como las coliflores y el brócoli, sin embargo disfruto como un enano (¿) cuando mastico espárragos trigueros asados al dente. Y lo digo con la cabeza bien alta. Aunque en realidad podría llegar más lejos: no es tanto que no me gusten las coliflores como que me repugnen. Cierto, la coliflor es una verdura de la que desprecio todo, su forma, su olor, su textura y su sabor. No me pasa lo mismo con los calabacines, de los que sólo desprecio su sabor. ¡Claro que se trata de algo personal! Disgustar de algo, así como despreciar algo, no puede responder más que aun sentimiento que deviene del interior de uno. Por lo que sea. O no. Todo es cuestión de experiencia, de la experiencia del sujeto que no elige, sino que es elegido por ella.


Post Scriptum. Por cierto, desprecio a todas esas mujeres que en su momento gustaron de La pasión turca de Antonio Gala. Mi experiencia me advierte que debo alejarme de ellas. Y huyo como alma que lleva el diablo de las mujeres que gustaron de Las 50 sombras de Grey.

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