miércoles, agosto 28, 2019

Mamá Estado y su Prole


Mamá Estado y su Prole

Lleva uno todo el año barruntando acerca del estado de las cosas en lo que respecta a la programación teatral en la ciudad de Valencia. Al principio sólo haciéndose uno preguntas, pues se trataba de una programación que se cerraría al final de la temporada. Pero con las ideas cada vez más claras conforme se iba acercando ese cierre, sobre todo conociendo los precedentes de años inmediatamente anteriores.

¿Y cuál sería la conclusión? Que la Programación de teatro en la ciudad de Valencia lleva 3 años empeorando de forma evidente y extraordinariamente progresiva. O por decirlo de otra forma: el teatro que uno ha estado viendo durante estos 3 últimos años ha ido siendo progresivamente más malo. Con obras mayoritariamente zafias, groseras y basadas en textos infantiles y eminentemente propagandísticos, escritos por gente con cultura epidérmica e hilvanada. Así, malo y progresivo en ésta su cualidad.

Echa uno de menos la irregularidad que existía hace tan solo 3 años y anteriores, cuando uno iba al teatro y tenía ciertas posibilidades de encontrarse con algunas buenas obras. Pero desde hace ese tiempo a esta parte uno ha ido observando como las programaciones teatrales en general (obras financiadas con dinero público) y las de las Salas (supuestamente) Alternativas privadas (sic) en particular iban a peor, pero con un pequeño matiz que hacer respecto a estas últimas. Recuerda uno, porque se acuerda, que digamos hace 10, 9, 8 o 4 años en los halls de los teatros alternativos, con el ticket en la mano y antes de dejar entrar al público a sus aposentos, se nos soltaba un discurso sobre lo difícil que se hacía la subsistencia de ese espacio teatral, así como el todos los similares. Se insistía en que no ganaban dinero con el negocio porque estaban totalmente abandonados por las altas instancias culturales (sic), que subsistían por amor al teatro y voluntarismo cultural, que el precio de las entradas sólo servía para pagar impuestos (sic), bla bla bla, y que por favor apagáramos los teléfonos móviles. Y es cierto, ya para acabar, que desde unos años a esta parte ya no sólo no existe el discursito previo, sino que además le cortan a uno el ticket con una sonrisa que va de oreja a oreja.


Hoy ha visto uno la explicación negro sobre blanco de ese deterioro en la calidad de las propuestas teatrales que se viene dando desde unos años a esta parte (y de la sonrisa de los propietarios de Salas Alternativas). A partir de hoy ya podemos conocer la causa de ese deterioro; causa, todo se ha de decir, que uno ya conocía, pero que sólo ahora puede servir como argumento incuestionable. Dice hoy El Levante en grandes titulares:

La Generalitat ha triplicado desde 2015 las ayudas al teatro, la danza y el circo”. Y con el siguiente subtitular: “El Institut Valencià de Cultura destina este año 3,2 millones al fomento de las artes escénicas y ha incrementado a 192 el número de beneficiarios”.

No hará falta que diga que entre esos beneficiarios están todas esas pocas Salas Alternativas cuya programación ya no necesita de beneficios en función de la entrada para poder sobrevivir.

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