Despedida y cierre
Soy un aficionado de la escritura; esto es, soy lo contrario de un profesional, lo opuesto. No sé cuál sería exactamente el matiz que establece la diferencia entre uno y otro, pero lo que sí sé es dónde quedo yo. Un aficionado que es, además, mediocre. Y que nadie vea en esta afirmación algún signo de cinismo o de autocompasión. En fin, soy, respecto a la escritura, casi innecesario, por ser condescendiente conmigo mismo. Porque en verdad, y como ya digo, no soy escritor.
Desde hace un tiempo (el tiempo justo en que he podido dedicar un tiempo a analizar la cuestión) he podido comprobar que no sirvo para esto de escribir. De verdad. Hace dos años que se creó este blog por la insistencia y con la ayuda de mi buen amigo Juanito. El resultado habla por sí solo y las cifras las hemos aprendido a leer estadísticamente, tal y como nos han enseñado los americanos. Los americanos nos han enseñado a ser pragmáticos. Si contabilizo la gente que ha entrado alguna vez en el blog y ha visualizado el perfil y después contabilizo las entradas generales sólo puedo deducir que mis textos no interesan. O por decirlo de otra forma: sólo 6 0 7 personas leen con asiduidad mi blog después de que entraran a conocerlo más de mil.
Dos años han pasado desde que se creó este blog y mi conclusión es que hay demasiados blogs mejores que el mío. La competencia, una vez más, ha puesto las cosas en su sitio. Ya digo, desde que he tenido un poco de tiempo para analizar la cuestión, he comprobado que hay una ingente cantidad de blogs estupendos que además, y lógicamente, tienen una cantidad exorbitante de entradas (posts) que son leídas con auténtica devoción. Por comprobar, hasta he comprobado que hay blogs que tienen diariamente las mismas entradas que he tenido yo en dos años. Y son, claro, excelentes. Y muchos. De desconocidos pero excelentes. He entrado en muchos de ellos y me han parecido, casi todos, sobrecogedores por extraordinarios. No recuerdo demasiado de ellos, pero sé que me han parecido sobrecogedores.
No merece la pena seguir en esta aventura. Y por eso recomiendo a los pocos lectores que tengo que lean esos otros blogs que sí son sobrecogedores por extraordinarios. No será necesario decir cuáles son, pues todo el mundo interesado en la buena literatura los conoce, lógicamente, y de ahí que todos ellos tengan esa ingente y abrumadora cantidad de visitas.
Esta decisión ha sido tomada aquí, en Miami. En un viaje de negocios. Sí, de negocios. Y la he tomado en medio de lo que aquí se denomina un vaporón. Es decir ante una temperatura de 40 grados y con un nivel de humedad que deshace cualquier síntoma de dureza. El calor desmedido me provoca lucidez porque me vincula a lo ineludible y me muestra lo accesorio. Estoy licuado. Así que a partir de ahora voy a dedicarme a los negocios. Sólamente. Gracias al calor americano soy ahora un expectador.
Desde hace un tiempo (el tiempo justo en que he podido dedicar un tiempo a analizar la cuestión) he podido comprobar que no sirvo para esto de escribir. De verdad. Hace dos años que se creó este blog por la insistencia y con la ayuda de mi buen amigo Juanito. El resultado habla por sí solo y las cifras las hemos aprendido a leer estadísticamente, tal y como nos han enseñado los americanos. Los americanos nos han enseñado a ser pragmáticos. Si contabilizo la gente que ha entrado alguna vez en el blog y ha visualizado el perfil y después contabilizo las entradas generales sólo puedo deducir que mis textos no interesan. O por decirlo de otra forma: sólo 6 0 7 personas leen con asiduidad mi blog después de que entraran a conocerlo más de mil.
Dos años han pasado desde que se creó este blog y mi conclusión es que hay demasiados blogs mejores que el mío. La competencia, una vez más, ha puesto las cosas en su sitio. Ya digo, desde que he tenido un poco de tiempo para analizar la cuestión, he comprobado que hay una ingente cantidad de blogs estupendos que además, y lógicamente, tienen una cantidad exorbitante de entradas (posts) que son leídas con auténtica devoción. Por comprobar, hasta he comprobado que hay blogs que tienen diariamente las mismas entradas que he tenido yo en dos años. Y son, claro, excelentes. Y muchos. De desconocidos pero excelentes. He entrado en muchos de ellos y me han parecido, casi todos, sobrecogedores por extraordinarios. No recuerdo demasiado de ellos, pero sé que me han parecido sobrecogedores.
No merece la pena seguir en esta aventura. Y por eso recomiendo a los pocos lectores que tengo que lean esos otros blogs que sí son sobrecogedores por extraordinarios. No será necesario decir cuáles son, pues todo el mundo interesado en la buena literatura los conoce, lógicamente, y de ahí que todos ellos tengan esa ingente y abrumadora cantidad de visitas.
Esta decisión ha sido tomada aquí, en Miami. En un viaje de negocios. Sí, de negocios. Y la he tomado en medio de lo que aquí se denomina un vaporón. Es decir ante una temperatura de 40 grados y con un nivel de humedad que deshace cualquier síntoma de dureza. El calor desmedido me provoca lucidez porque me vincula a lo ineludible y me muestra lo accesorio. Estoy licuado. Así que a partir de ahora voy a dedicarme a los negocios. Sólamente. Gracias al calor americano soy ahora un expectador.
5 comentarios:
Vaya, qué casualidad. Yo también me he quedado sin palabras.
Primero pensé que era el espeso manto del palabrerío controlado de la prensa y la política quien las había ocultado para siempre; o quizás, que era yo el que las había perdido en este incierto territorio que es internet. Pero luego recordé aquello de que últimamente los dioses se esconden y que en tal caso no hay que desesperarse por salir en su búsqueda sino quedarse a la escucha por si vuelven.
Los negocios podrán tenernos entretenidos durante su ausencia, e incluso reportarnos alguna que otra satisfacción. Pero no es lo mismo.
Un abrazo.
Alberto en tus fotos, si en tus fotos, en estas , es donde deberías prodigarte, no seas "racano" y obsequianos con algo más de tu obra.
Gracias.
PD. El desanimo no existe, tatuatelo. ;)
No tienes derecho sobre tus palabras, lo siento. Te ha tocado dar la brasa y lo sabes. Así que sécate las lágrimas y escribe. Joder.
¿Realmente escribías para que te leyeran? No me lo creo.
Pero a veces ayuda contestar en los blogs de los demás para que los demás sigan tu blog ;-)
Réquiem por otro que cayó y calló.
Seguiremos sin ti.
Y yo, además, enfadada. Ya sabes, "no puede haber Pensamiento si prejuicio."
bueno un poco tarde, porque he conocido la existencia de tu blog hace a penas unas horas.
Me gustaría decir que he leído sólo tu última entrada y es una pena que sea de despedida.
como no te conozco no sé como animarte o si vale la pena hacerlo, pero yo voy a intentar seguir leyendote, si no lo nuevo al menos lo que ya esta escrito.
un abrazo
Bien, vamos a ver. Pues yo leía este blog con asiduidad y me gustaba muchísimo - algunas entradas más que otras. Como siempre el estilo de este escritor (quién no se considera tal) pasaba de lo denso a lo ligero y cómico y todo estaba tan relacionado al fin y al cabo: sus pensamientos sobre el arte, su historia, la historia de la historia del arte, la mafia del arte, lo grotesco y lo tierno del ser humano dentro y fuera del contexto del arte. En fin, parece que me gustaba. No obstante, tan buena decisión es dejar este blog, como dedicarse a los negocios. Sin embargo, la cabra tira al monte, ya verás tú.
Una que te leía ...
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