miércoles, octubre 18, 2006

Ser escritor o no

Ya se me hace pesado, muy pesado. Siempre la misma cantinela. Esta vez a cargo del nuevo y flamante Premio Planeta. Dice el ganador, minutos después de conseguir la distinción, que el trabajo de escritor es “duro, exigente y solitario”. De acuerdo en lo de solitario; que si lo es, lo es en la medida en la que lo son la mayoría de las masturbaciones. Con lo de exigente ya tengo más problemas; porque lo es, siempre y dependiendo de cada cual, en la medida en que cada cual lo desee (o no). Pero con lo que ya no puedo, porque se me hace pesado, muy pesado escuchar, es con lo de duro. Se acabó.

Addenda. Tengo un vecino que lleva años intentando ser escritor. Digo intentando porque excepto tres o cuatro (o cinco) personas nadie más sabe que escribe obras de ficción (concretamente lleva ya seis novelas y dos obras de teatro). Trabaja de profesor en una academia pero su máxima ilusión, que coincide con ser al mismo tiempo su máxima obsesión, es que haya más de tres personas que sepan que escribe novelas. Es decir, su máxima ilusión, una ilusión tan obsesiva como lo son todas las ilusiones, es la de ser escritor. Él sabe, como cualquiera, que mientras no publique algo no dejará de ser lo parece, que por otra parte es lo que todos a su alrededor sabemos que es: una persona que tiene afición por la escritura.

Mi vecino no es escritor de la misma manera que no es barrendero quien barre su casa todos los días; no es escritor de la misma manera que no es médico quien se autodiagnostica un constipado, ni quien se automedica para curárselo. Si él se considerara escritor no le obsesionaría la necesidad de publicar. Es decir, no es escritor porque no lo es ni siquiera para él mismo. No es escritor porque eso es exactamente lo querría ser. Y nadie puede ser lo que le gustaría ser; es una cuestión de tiempo. O de tiempos, si se prefiere.

Muchos escritores dicen que el trabajo de escribir es duro. Yo sinceramente no lo creo, o por lo menos no creo que lo sea más que cualquier otro trabajo, y desde luego no creo que lo sea en comparación al trabajo de un carnicero, o al de un funcionario, o al de casi cualquier trabajador. Debe ser duro, si acaso, escribir deseando ser escritor. O bajar a las minas.

De vez en cuando mi vecino sube a mi casa y hablamos de lo que haga falta. El otro día hablamos de su última novela, la sexta, que hacía unas semanas me había dejado en el buzón. Fantástica. Su tema era el mismo de tantas otras novelas y su asunto tan universal como lo son todos, pero su desarrollo era excelente.

Álvaro Pombo, reciente ganador del Premio Planeta dice, a instancia de una pregunta nada ingenua, que se presentó al Premio “por dinero y por diversión”. Bueno, pues primero, decir que precisamente Don Álvaro es uno de los pocos escritores de historietas que me merece respeto. Dicho esto, decir que me parece una soberana tontería decir que se presentó por diversión. No sé exactamente qué puede tener de divertido presentarte a un premio tantas veces concedido a escritores nefastos... y no ganarlo (dice además "no me hecía falta, pero me vendrá bien"). Para acabar la entrevista Don Álvaro dice, a partir de una pregunta nada ingenua, que los hombres como protagonistas de historietas no le interesan porque son simples y que las mujeres le parecen mucho más complejas e interesantes. En fin, TODO tan perfecto como previsible. Tengo mucho miedo. Lo juro.

2 comentarios:

´´ dijo...

http://www.barcelonareview.com/23/s_escribir.htm

Aqui vila-matas habla del tema .

Escribir es escribir , vivir de lo que escribes es otro tema , un problema de mercado , pero se puede ser escritor y no publicar , es mas puedes escribir cada dia y romper lo escrito por la noche y seguiras siendo escritor .

Cerillo dijo...

Los que trabajamos cada día de lo que sea por un sueldo miserable y lo sabemos, nos revienta el: he trabajado duro, me lo he ganado, del éxito en el espectacular mundo de los inteligentes. Quizás sea la envidia y quizás las frivolidades que se permiten ambiciosas mediocridades con talento sólo para hacer dinero. Luego resulta que los santos son todos de buena familia. Véanse sus casas natales.
Lo otro es diría bueno, la democratización del artista. Todos lo somos, o lo queremos ser. Puede que queramos ser cretinos famosos con dinero. Esto si es duro cuando fama y dinero no llegan.
Quisiera tener tu verbo, o mejor, la agudeza que lo dispara. No quisiera ser pelota, aunque lo parezca.