lunes, septiembre 28, 2015

Éxito, Suerte, Persona y Amor


I
Decía el gran Escohotado en una conferencia que el éxito en el mundo capitalista dependía de dos factores y que uno de ellos era el de la suerte. Creo yo que esa tesis podría aplicarse (al menos en lo que respecta a este factor y no al otro, que omito porque no viene al caso) a cualquier mundo no imaginario. En fin, que no basta con hacer las cosas bien para tener éxito. De todas formas la suerte no necesariamente es un concepto que deba vincularse al éxito.

La suerte no necesita esfuerzo alguno y por eso se encuentra muy alejada de términos como el de merecimiento o el de justicia. Puede llegarle a un canalla y faltarle a un bendito. La suerte, ya se sabe, se encuentra donde uno menos se la espera y el convivir más o menos cercano a ella depende de... la suerte.  

II
Muy buena parte de la calidad vital de una persona depende de la calidad humana de las personas que le rodean.

En sentido general el concepto Persona hace referencia a un ser humano consciente de sí mismo y de los valores morales, y responsable de sí mismo. Sería ésta una definición (académica) demasiado abstracta, pero ya nos indica la moralidad como una parte sustancial del ser. Kant lo dice a su manera en Metafísica de las costumbres, "Persona es el sujeto cuyas acciones son imputables". Pero la clave nos la ofrece Mounier, uno de los filósofos que más reflexionó sobre el concepto Persona, con una bellísima frase: "La persona es una existencia capaz de desprenderse de sí misma, de desposeerse, de descentrarse con el fin de hacerse disponible para otro".

III
Conocer a personas que se desprenden de sí mismas para hacerse disponibles a otros es una de las experiencias más satisfactorias y emocionantes que pueden sucederle a uno en tanto que persona. Una gran suerte. No hay éxito personal que pueda equipararse al hecho de conocer a una persona que sea capaz de descentrarse con el fin de hacerse disponible a otro. Entre otras cosas porque incita a la reciprocidad inmediata.

La verdadera felicidad se encuentra así más condicionada por la suerte que por el éxito. Tener cerca a personas que se desposeen con el fin de hacerse disponibles a otros es una gran suerte. Quizá la mayor de las posibles. 

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