domingo, enero 24, 2016

Ansiedad y ansiolíticos

“Todos los hombres sois iguales”. Lo llevo escuchando toda mi vida. Y después el matiz, “siempre estáis pensando en lo mismo”. Vale.

Ahora la pregunta podría ser: ¿Es posible que en los avances del feminismo estuviera previsto que todas las mujeres fueran iguales? Ahora bien, ¿iguales a quién, a los hombres? ¡Pues claro! ¿A quién si no, si lo que dicen querer es la igualdad total? Pero ¿a los hombres malos? O mejor, ¿a los hombres que no pueden ser otra cosa sino malos, según cuentan los telediarios, los periódicos, las revistas, los libros, los grupos de presión, los profesores universitarios, los políticos, las tertulianos...? ¿Iguales, pues, a esos seres a los que se está despreciando en genérico desde hace tantos años?

Centrémonos exclusivamente en los asuntos del deseo, los sentimientos y la gestión de pareja en las sociedades civilizadas, ya que se encuentra directamente vinculado a eso que hace -ya que dicen- que los hombres se encuentren siempre pensando en lo mismo. Se supone que de forma primitiva y zafia, de otro modo no habría tenido sentido la machacona queja. De hecho, ese “pensar siempre en lo mismo” se ha usado, también siempre, para señalar una degeneración, una patología. La del hombre zafio, burdo, primitivo: machista.

Así que volvamos a las preguntas: ¿Es posible que en los avances del feminismo estuviera previsto que todas las mujeres fueran iguales? ¿Iguales a los hombres que no pueden ser otra cosa sino malos (burdos, simples, zafios, primitivos…), al decir de la sociedad que se expresa desde la Opinión Pública?

¿Será cierto que, gracias a los avances del feminismo, las mujeres se encuentran ya siempre, también, pensando en lo mismo? ¿Todas? Respuesta: A tenor de lo que vemos que sucede, sí, definitivamente ellas ya siempre están pensando en lo mismo, en lo mismo que piensan reiteradamente los hombres (burdos, zafios, etc.).

Y cuando digo “todas” le doy el mismo valor que siempre le han dado las mujeres a el “todos”.

Pero, ¿hemos ganado algo con esta igualación en las sociedades civilizadas? Sí, un alarmante descenso de la natalidad. Y... algo más.

La cuestión es que cada vez hay más mujeres que parecen hombres y cada vez más hombres que parecen mujeres. Y esta igualación tan idílica para tantos dificultará, aún más si cabe, el entendimiento entre las partes (y digo partes porque eso es lo que se deduce ante el discurso que machaconamente habla de hombres usando el genérico), cada vez más iguales, esto es, menos complementarias. Y la dificultará porque, además, esa simbiosis se ha llevado de la peor de las formas posibles: igualando por debajo, es decir, copiando y tomando del otro sexo lo peor.

Insatisfacción y ansiedad, esas son las consecuencias más evidentes. Es decir, fármacos por un tubo, múltiples viajecitos low cost, redes sociales y yoga a manta. Todo para tapar. Y además, barnizado de rencor, odio y resentimiento. El que se trasluce en los medios y el que se trasluce en las conversaciones pandilleras. A eso me refería cuando hablaba de “algo más”. 

¿Quiere decir todo esto que estábamos mejor antes? ¡En absoluto!!!!!; sólo quiere decir lo que dice.*

*Aclaración pertinente en una época en la que se nos ha acostumbrado a oír sólo lo que los medios permiten expresar.

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