jueves, diciembre 31, 2009

España

Llega el final del que fue nuevo año y la televisión exacerba lo que antes se condensaba en un programa de Informe Semanal. Ahora llega el final de año y todas las cadenas de televisión se pasan el día, qué digo el día, los días, haciendo resúmenes de lo que el año ha dado de sí. No hay programa que se resista a hacer un resumen de lo que el año ha dado de sí. Todas las cadenas recordándonos, a través de todos sus programas, todo lo que el año ha dado de sí. Recordándonoslo a toda hora. Todos los presentadores de todos los programas nos recuerdan, con una sonrisa realmente indecente, todos esos acontecimientos ocurridos durante el transcurso del año que valen la pena recordar. Todos nos anuncian primero, con una sonrisa estúpida, lo que van a hacer: recordarnos todo lo que el año transcurrido ha dado de sí. Y después nos lo recuerdan. Centrándose, naturalmente, en los deportes. Todos los programas de televisión han reservado, durante varios días, un espacio para recordarnos a los espectadores todo lo que vale la pena recordar del año transcurrido. Dando una importancia especial a los deportes. Y sobre todo a los éxitos del deporte español. Todos los días nos recuerdan lo que ya el día anterior nos recordaron, que no es otra cosa que lo que vale la pena recordar de lo acaecido en este año que acaba. Todos los días, pues, nos recuerdan, entre otras cosas, las hazañas del deporte nacional. Todos los programas hacen sus particulares resúmenes de lo que creen que se necesita recordar, que es, precisamente, lo que en su momento más tiempo acaparó en todos los medios de comunicación. Nos recuerdan, por tanto, lo que no dejaron nunca que olvidáramos porque, al parecer, vale la pena recordar: aquel accidente, aquella riada, la muerte de aquel personaje, la historia de aquella violación y, cómo no, los triunfos de todos los deportistas españoles, tanto los individuales como los grupales, tanto de los que juegan en equipos nacionales como de los que lo hacen en equipos extranjeros, tanto de los que están muy fuertes como de los que son muy rápidos. Todos los días, todas las cadenas de televisión, nos recuerdan, a toda hora, lo que vale la pena recordar del año que acaba. Y lo hacen, como no podía ser de otra forma, a través de un presentador que con una sonrisa de gilipollas nos insta a recordar todo lo sucedido en ese año que aún no hemos podido olvidar. Es la semana de los resúmenes, es la semana infecta de los resúmenes; es la semana de los resúmenes infectos, resúmenes que parodian en grado sumo la táctica de todos los programas de televisión durante todo el año. Sobre todo la de los telediarios, que son el máximo exponente de la seriedad y el rigor. ¿Que no? Desde hace un tiempo, los programas de televisión, y en especial los telediarios, no son sino apologías del resumen: comienzan siempre con un resumen de aquello de lo que van a hablar, un resumen de las noticias del día, pasan a la publicidad, retoman las noticias tal y como las dieron en el resumen, dicen poco más y dan paso de nuevo a la publicidad, pero no sin antes hacer un pequeño resumen de lo que falta por mostrar, sobre todo lo de los deportes, regresan, ya, con los deportes, que ya ocuparon la mitad del resumen general, ocupan la mitad del informativo y dan paso a la publicidad para que el hombre del tiempo llegue y haga un resumen de lo que ha dado de sí la climatología.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente

Poussino.